Los Cunqueiros del hoy

Recibían el nombre de cunqueiros todos aquellos artesanos del valle de Tablado y alrededores que durante 9 meses al año, abandonaban sus hogares para ir a vender a Andalucía, Aragón, Vizcaya, Galicia o Barcelona sus cuencos, platos, cucharas de madera y demás utensilios hechos con esa sabiduría tan bien trasmitida de padres a hijos.

Poco o nada queda ya de aquellos verdaderos moldeadores de astillas, capaces de crear codiciadas joyas con madera de Fresno, Sauce o Castaño, debidamente cogida por luna y secada durante una larga temporada.

Mayor mención merece si caben los torneiros. Realizaban sus trabajos con el torno de pedal, movido por un pié más que experimentado y ayudado por una especie de formón que iba desgastando la madera hasta conseguir esos torneados que se trasformaban en impresionantes artesas, cuencos, tixelas, etc.

Poco queda ya de aquellos apasionados de la madera. Vivimos en una sociedad capitalista, capaz de apreciar la verdadera esencia de las cosas hechas a mano.

Lo sabe bien Rosa, una de esas personas incansables, comprometidas y concienciadas con no dejar morir la tradición , luchadora, no le faltó tesón el día que le rondó por la cabeza la idea de montar un pequeño rinconcito que rememorara el presente, pasado y futuro de esta gran tierra, la de los cunqueiros.

Y así, junto con la impresionante destreza y habilidad que heredó su marido a la hora de mimar con sus manos una más que robusta madera, fueron inculcándole a su hijo el gusto por el oficio, hasta convertirlo en lo que hoy es: un verdadero torneiro.

Ojalá no sea el último que juegue con su imaginación para dar forma a la madera, aunque mucho me temo que el desinterés que muestran los jóvenes de nuestros días por lo suyo, te conviertan querido amigo, en el último torneiro de la zona.

Las imágenes que ilustran esta entrada, están fechadas el 31/07/2010 en la localidad de Tablado como consecuencia de un encuentro de Torneiros, como no, promovido por esta comprometida familia. Por no faltar, no faltó ni Pepe el Ferreiro que hizo acto de presencia en el lugar rodeado de medios de comunicación.

Ya veis, contaba el encuentro con una muestra variopinta de artesanos que a la par que creaban y embelesaban al público asistente con sus manos trabajando la madera, enseñaban el oficio a todo aquel que se atrevía a pisar el lugar.

Y así, entre Serrín y buena sidra fue pasando el sol y la noche trajo el fin de este acontecimiento y del reportaje dedicado como no, a esta familia cunqueira y a esos ilustres paisanos que tan dignamente se ganaban el pan de cada día dejando el lugar, la familia y los amores que fielmente esperaban su regreso.

Adiós pueblo de Tablado,

¿Cuándo te volveré a ver?

Cuando las hierbas del campo

vuelvan a reverdecer.

Adiós pueblo de Tablado,

de espaldas te voy mirando;

la salida será pronto,

la vuelta sabe Dios cuándo.

*Dedicado a la memoria de Domingo " Casa Farol"