domingo, 23 de diciembre de 2012

Una tradición viva

Como marca la costumbre, cuando la nieve asoma por el pico de Miravalles, llegan al lugar "Os Reises de Tormaleo". La unión entre hombre y bestia, de cara fea y vestida con trapos, rugen sus grandes "chocas" anunciando su presencia. Llega el mal, el temor y el miedo, llegan un año más "Os Reises de Tormaleo".


Se presentan os feos, mal vestidos con pieles, sucios y con caretas que les tapan los rostros. Hacen rugir sus chocas para quitar el mal de ojo y mediante sus trastadas y gritos, molestan y dejan claro que ellos son los que mandan.


El del Rodalo llamará a tu  puerta no más de dos veces si no se le abres. Mira bien por dónde pisas, pues ya se encargará él de hacerte la zancadilla para que caigas...


Mientras tanto, el del Basoiro aprovechara para meterte todos los desperdicios que pueda dentro de casa. Mucho ojo  las más jóvenes, si consigue llegar a barrerte los pies, solterona te quedarás.. 


El más temido es el Folecón, ataviado con dos grandes chocas que le cruzan de lado a lado el cuerpo. No dudará en darte trastazos, cuantos hagan falta  para demostrarte su fortaleza. 


La cardadora, una octogenaria arrugada va vestida como las mujeres de antes, se sienta en las puertas a cardar la lana y como te descuides te carda el pelo. 


El romano es el que más humor despierta entre el gentío. Su nombre viene dado de la romana, que usará para pesar las tetas y los testículos de la gente. Cuidado si no quieres ser víctima de sus cálculos...


De lejos vienen os guapos, bien vestidos, con los mejores trajes, siempre prestados. Llega el Valenciano, con traje claro y lazos de colores colgando del sombrero y una cinta cruzando el pecho. 



Detrás van las Madamas con sus mejores galas te cantarán y pedirán el aguinaldo y si no les das más estrofas te cantarán. La del neno pequeño pide y si no le das sisa. 


Y aquí tenemos a don Genaro, el médico del pueblo. Te toma la tensión, hace recetas sin ton ni son y ayuda a una de las madamas a parir en directo.


Poniendo un poco de orden viene el Guardia Civil y el Cura, las personas que más autoridad tenían por aquel entonces en el pueblo. Respeto les mostrarás si no quieres tener un disgusto.


El más rezagado es la Gocha, encargada de recoger el aguinaldo y de ponerlo a buen recaudo. Si la comparsa tiene hambre se encargará de pedirte de comer para apagarles las ganas. 


Estos son los Reises de Tormaleo, la representación de una juventud que quiso recuperar a través del humor su pasado, que quiso representar, expresar y compartir la cultura con su pueblo para hacerlo vivir. No hay futuro sin pasado, ni tradición sin mocedad que esté dispuesta a recuperarla.


Y un año más, podemos decir que esta costumbre sigue viva...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Una fortaleza sobre el río Navia

Ella vive en mí, en cada despertar, en mis sueños y mis secretos aún sin revelar. Es ella la que me quiere tal y como soy, esa que me acompaña en la aventura de la vida y a la que siempre regreso. 


Voy con ella de la mano y recorro los caminos de su cuerpo, cuántas veces miro su cielo y doy las gracias, como un Ángel sin escuela, solo soy feliz cuando regreso a ella. 


Ibias tiene tanto que ver y tanto por lo presumir que pequeñas se hacen las letras que cobren vida para resaltarla. Yo intento hacerle hueco en este mundo cibernético y  mostrar todos los detalles de su amplio territorio, pero todo lo que os cuente, será poco y pequeño. Nada mejor que tirarse a la aventura de lo incierto y conocerla, para juzgarla o llevarla a los altares del cielo. 


No es fácil hacerle frente en poco tiempo, yo llevo más de dos años con la idea de caminarla y mediante la fotografía mostrarla a todos vosotros. Hoy, le toca la hora a una aldea que todos conoceréis, de nombre y circunstancias curiosas.


Riodeporcos es otra de las aldeas de las que los ibienses han de sentir orgullo, pues concentra en sus dominios el poder de la diferencia. Pertenece a la parroquia de Sena y en ella el sol de Ibias irradia con más fuerza. Su elevación de 280 metros, la señala como una de las dos aldeas con menos altitud del concejo y buena cuenta de ello dan sus alcornocales en lo alto del lugar. 


A unos 14 kilómetros de la capital del concejo, para llegar a Riodeporcos habrá que pedir permiso a nuestros vecinos gallegos una vez pasado el pueblo de Marentes. Atravesaremos el puente de Boabdil sobre el embalse de Grandas de Salime, el mismo que en el año 56 aisló por carretera este remanso de paz y lo dotó de la distinción que le marca la diferencia.


Diferente también es la manera de acceder, no hay pistas ni regatos, ni manera de recorrerla en coche. Un viejo puente colgante, hace de conexión entre dos mundos con diferentes maneras de vivir. Riodeporcos es la fortaleza por derecho propio de Ibias, rodeada de agua, bella en paisaje, rica en cultura y llena de vida a pesar de la poca que aún queda en ella. 


El silencio del lugar se ve ligeramente quebrantado por el crujir que los longevos tablones emiten al pasar. Al otro lado del puente hay paz, la sensación de caminar libre sin ser visto ni molestado por nadie, por unos caminos que más que caminos, son senderos que te conducen a toparte con las primeras casas de Riodeporcos. 


Su interior es indescriptible, una utopía dónde existe el veto al vehículo, dónde puedes caminar sintiéndote único bajo la sombra de la parra. Un salto de siglos en los que el verdadero interprete es el olvido que se manifiesta en la antigüedad de sus casonas de piedra y en sus preciosas paneras que pululan como setas por todos los rincones de Riodeporcos.  


La Capilla de San Roque reclama protagonismo dentro de esta aldea. No deja de ser como otra de las tantas ermitas que hay en Ibias, con la tradicional barrotera. En su interior conserva una pequeña imagen del santo que le da nombre


Siguiendo el pequeño sendero, alcanzaremos la cresta de la aldea cambiando de cara y de vistas, pues el lugar está dividido en dos partes que parecen estar reñidas. En oposición a otras aldeas de Ibias, RiodePorcos cuenta con un excelente hospedaje proporcionado por la casa rural Chao de Castro. Una impresionante casona de piedra con panera que te proporcionara el medio para conectar con la naturaleza. 


En frente, se alza una bodega que parece sacada del lienzo de algún reputado pintor, con sus tinajas a la entrada y sus pizarras completamente cubiertas por las acicalas de sus dos vecinos pinos.  


A escasos metros se levanta el palomar de Méndez aguantando cómo puede el envite de los años. A su lado un distinguido caserón abandonado y una panera con corredor tallado y pies de madera, cuyo ligero arqueo amenaza con echar por tierra otra de las bellezas patrimoniales de Ibias. 


Acabaremos este reportaje, tal cual le dimos comienzo, caminando por la ruta que parte desde esta casa rural hacia el desfiladero de Bustelin. El senderismo no es la única alternativa si escogemos este lugar para pasar unas vacaciones, la pesca en el río Navía, un paseíto o unos cuantos en barca así como la exploración de los viejos yacimientos de oro y hierro, son otra de las posibilidades  si nos gusta la aventura.


Madre mía, nunca una aldea perdida en un lejano concejo como es el de Ibias podría guardar en sus entrañas tanto potencial y misterio


¿Me creéis ahora cuando digo que RiodePorcos es diferente?



domingo, 2 de diciembre de 2012

Érase una vez unos bomberos sin camión...


Me veo forzado a escribir sobre un tema que no tenía esperado escribir, obligado a alzar la voz ante una tijera que recorta la protección de todos los ibienses y lo hace pegando un tajo a algo tan imprescindible en nuestro concejo como el único camión que teníamos para apagar fuegos y que conseguimos traer al municipio hace 25 años


Olvídense, moradores de Ibias, ustedes ya no son considerados ciudadanos de primera. Encomiéndense al señor y recen cuantas plegarias sepan, pues si tienen el infortunio de sufrir un incendio en Ibias, ya no podrán llamar a los bomberos del municipio, tendrán que esperar una más que razonable hora y media hasta que los bomberos Tebongo (Cangas del Narcea) aparezcan para darles fe de que se les ha quemado el bien. 


La decisión la ha tomado la Dirección de Bomberos de Asturias después de que el Tribunal Superior de Justicia del Principado dictase que los auxiliares de bomberos, no tienen la obligación de conducir este tipo de vehículos. Puesto que las filas del parque de bomberos de Ibias, está formada por auxiliares, no se barajó en ningún momento la posibilidad de incorporar un bombero para que pudiese conducir el camión. 


La vía más fácil y la  menos costosa era la supresión de este vehículo y así se hizo, sin pensar que el municipio de Ibias durante muchísimos años y por desgracia, fue el concejo de todo Asturias en el que más monte se quemaba. Hoy en día, la conciencia de la gente ha dado la vuelta a esta cifra, hecho que no quiere decir que nos sobren ni profesionales, ni medios, ni material para combatir el temido fuego de Ibias.


Hasta que la cosa cambie y recemos para que así sea, el parque de bomberos de Ibias se reduce a unos pequeños vehículos todoterreno con una capacidad de carga de agua muy pequeña como para poder hacer frente a ningún incendio.  La desprotección del concejo ante este tema es más que alarmante,  y así lo hacen ver los trabajadores, que quieren cuanto antes una solución que resuelva el problema para poder volver a dar las mismas coberturas en la extinción de incendios. 


El alcalde por su parte con una postura lógica, muestra la preocupación por el tema y ya ha anunciado que este próximo viernes mantendrá junto con otros alcaldes una reunión con el director de Justicia, José Luis Villaverde para buscar soluciones que no perjudiquen la seguridad de los ciudadanos.


¿Qué creéis que pasará? A mí no me preguntéis, pues ya sabemos que la justicia es lenta y en ocasiones poco justa. No adelantaremos acontecimientos por aquello de no meter la pata antes de tiempo, pero pinta negro el tema...


De momento no podréis decir qué vais a apagar fuego, ahora ya no tenéis el camión...

domingo, 25 de noviembre de 2012

Las tres Pallozas

Los caminos son siempre largos y angostos dentro del lejano Oeste de Ibias. Este es uno de los motivos por los que la gente decide quedarse en casa o elegir otras sendas, que pese a ser más largas y estar más alejadas son más fáciles de caminar. Ilusos todos aquellos que más por ignorancia que desconocimiento, hacen caso a esas voces que ponen fama a los territorios y deciden no dar ni siquiera el beneficio de la duda.


De fama precisamente quería yo hablaros en este reportaje que lleva por bandera, como no podía ser de otra manera, otra de las aldeas que componen el concejo de Ibias. No me culpéis por ser amante de mi tierra y presumir de este a oeste de ella, culpar a todos aquellos que aún teniendo la oportunidad deciden darle de lado.


Dice la definición de fama, que es la circunstancia de ser alguien o algo muy conocido y apreciado y esto precisamente es lo que define al pueblo de Santiso. La culpa no es de sus vistas, que como la mayoría de los pueblos de Ibias son maravillosas, ni de su posición estratégica, ni número de habitantes. El delito que te hace pecar yendo a esta aldea, no es otro que las tres pallozas que parecen estar ahí estratégicamente posicionadas para darte la bienvenida. 


Así lo venden los folletos turísticos del concejo y la propia ruta que en su día se creó. Así lo creía yo hasta que me topé con la cruda realidad y profunda vergüenza de ver in situ, la insensibilidad y falta de sentimiento que tenemos a la hora de valorar y cuidar nuestro propio patrimonio. No culpo a los propietarios, que serán en su mayoría gente que ya no está o personas mayores que las han mantenido en pie toda su vida. Culpo a esos herederos, que las dejan caer y al propio ayuntamiento que con su política de no conservación del patrimonio, está hipotecando el futuro turístico de nuestro municipio. 


De las tres pallozas que portaba la aldea de Santiso tan solo queda renqueante una de ellas, y a juzgar por su deplorable estado de conservación y brechas en la cubierta vegetal, no le queda mucho de vida. Sepa de ante mano el viajero que decida poner pie en Santiso, que esta es la foto que tendrá y no la que imaginaba...


Ante todo aquel que se pregunte si merece la pena ir a visitar esta aldea  una vez que su principal atractivo turístico hace aguas, no seré yo quien responda de manera negativa o positiva a esa pregunta. Que duda cabe, me gustaría que estas palabras fueran de alabanza y no de crítica


Un puñado de casas componen Santiso y unos diez vecinos aguantan con valentía el duro viento que los castiga desde cualquier punto geográfico. Sus 810 metros de altitud y sus más de 18 kilómetros de lejanía con la capital del concejo, no facilitan la vida en esta aldea.


Una calle principal vertebra el conjunto del pueblo. A medida que la voy recorriendo me llama la atención una panera con tallas en la madera, protagonista ahora de las fotos que antes retrataban las pallozas.  Una pequeña capilla de cemento dedicada a San Roque y San Román pone cabo a este sonado pueblo de Ibias.


Antes de poner fin a mi recorrido, miro al frente con ese sentimiento de tristeza que me invade y que pronto me quitan las impresionantes panorámicas que atesora este lugar sobre la parroquia de Os coutos y sus vecinos gallegos.


Si amigos, a veces la fama no es lo que nos dicen que es, sino lo que nosotros queramos que sea....

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Castaño de mis juegos

Tengo el honor de mostraros un poema que un seguidor, un amigo, le ha hecho a un símbolo dentro del pueblo de Fresno.  Un impresionante castaño que se alza al final de esta aldea imponente y desafiando con sus sabios años, a todos aquellos que le retan. 


Viendo pasar la gente,  
de camino a la fuente,
te yergues imponente,
en la esquina de un prado,
a la tierra agarrado.

Viendo el tiempo pasar,
si tú pudieras hablar,
si me pudieras contar,
historias de ese lugar,
cuando viste quemar,
una casa, un hogar,

dejar a los dueños,
en un chamuscado solar,


Destrozaron sus sueños,
cómo tanta injusticia,
se puede cometer,
por la dichosa codicia,
que genera y da el poder.



Nunca pudiste entender,
que era eso de un rojo,
para ti fue siempre un color,
para algunos un despojo.

Un ser malo sin valor,
como siempre pasa,
el que más trabaja,
no tiene la mejor casa.

Tu estas en desventaja,
quitando tu el hambre,
no pusieron tu nombre,
al lugar donde naces,
donde vives y creces,
donde hoy envejeces.



El Fresno tiene el honor
sin hacer ningún mérito.
El Fresno te quito el honor,
con el que hoy luces en su pueblo. 

José Arias