domingo, 8 de diciembre de 2013

"Bardíos" os de Taladrid


Taladrid es otro de tantos parajes bucólicos que parecen camuflarse con el entorno para pasar inadvertidos. Escondido entre montañas, su acceso principal viene dado por una pista rodada que tiene su punto de inicio en la cercana campa de Tormaleo y que atraviesa una imponente escollera de piedra levantada por el avance en la extracción minera. 


Es capital de la parroquia del mismo nombre, formada por los pueblos de LLanelo, Villaoril, Villardecenedias, Villarin, Villarmeirin y el propio Taladrid. Sus 830 metros de altitud le hacen poseer unas condiciones climáticas de alta montaña con duras invernadas y frescos estíos. Preocupa su acusada despoblación, pues el saldo de personas que con el que cuenta la parroquia apenas supera las 60.


Es Taladrid sin embargo agraciada en cuanto a belleza paisajista, pizpireta en la estética de sus casas, misteriosa en cuanto a rincones y de casta noble


Este último punto se ve reforzado si cabe cuando se habla de la impresionante casona de los Buelta. Es una autentica fortaleza compuesta por varias edificaciones auxiliares en torno a una gran casa blasonada con las armas de los Buelta y Lorenzana. Mención merece también por lo abultado en volumen, la impresionante finca totalmente llana que rodea el conjunto. 


Remata a su derecha una ingente panera que al igual que la casona, ha sido reformada recientemente por sus actuales herederos. Vestigios de un pasado glorioso que ya no volverá...


Justo a su lado se encuentra la casa de Maragato, en la que no deja de asombrar la verticalidad de su lousado, resultado según me cuentan entre la fusión de la casa y una palloza. 


Recorrer las callejas de Taladrid es andar por un laberinto enrevesado de misterio, en el que no sabes que te vas a encontrar a medida que avances. Todo guarda una estructura desordenada, de difícil orientación para el caminante.


Sus casas son abultadas en cuanto a forma y tamaño, con grandes piedras trabajadas y en su mayoría acompañadas cual fiel animal, por bonitas paneras. Es espectacular comprobar la detección del paso del tiempo en esta bella aldea y el gusto por el fino detalle figurado en la trabajada madera de sus ventanas y viejas portadas.


Representa sin embargo mejor que otras aldeas el abandono de la tierra y la despoblación. Varios ejemplares de incalculable valor estético resisten con dignidad una herida que les condena a la muerte. Es Taladrid un claro ejemplo de un pasado próspero y abundante condenado por una generación futura que no supo apreciar el potencial. 


Buena cuenta de esta afirmación da Rigueras, su vecino más representativo. Verdadero guardián de la cultura rural, no será difícil encontrarlo sentado en un banco o en compañía de sus ovejas. Es él quien me hace de anfitrión en casa y de guía por los camius de Taladrid. 


Quien muestra con humildad el escudo  integrado en la fachada de su casa y que representa a las armas de los Orías y quien lamenta la desaparición del escudo que representaba las armas de los Sal.


De camino a la iglesia de San Pedro, en la parte baja del pueblo de Taladrid, llama la atención una higuera que sirve de punto de unión entre la vida y la muerte. Entre sus raíces hay colocadas cruces fúnebres arrancadas de los ataúdes de los difuntos de la parroquia. Los Crucéiros constituían un ritual fúnebre arraigado en nuestra tierra, aunque pocos son  los ejemplares que han llegado a nuestros días.


La grandiosidad de Taladrid no es otra que la iglesia de San Pedro, cuyo año de construcción finalizó según reza una escritura en el año 1737. Tiene cinceladas en pieza las llaves de San Pedro y en su interior un grandioso retablo excelentemente conservado.


Pese a estar dedicada a San Pedro, se muestra gran devoción a la Virgen del Carmen, patrona del pueblo, cuya festividad tiene lugar el 16 de julio. Se hace pequeño cualquier sermón ante el imponente retablo torneado y adornado en pan de oro, que sin duda alguna es, el mejor del concejo.


Hay tanto que contar de Taladrid, que todo texto se queda pequeño para expresar la importancia del lugar. Es difícil encontrar las palabras exactas que hagan justicia a este trozo de tierra plagado de joyas arquitectónicas, guardián de la cultura rural ancestral y maestro en el aprendizaje de nuestra tradición.  


Todo lo que os pueda contar, será poco y seguramente poco justo para un lugar que tiene el derecho propio a ser uno de los grandes pueblos de Ibias


Es Taldarid uno de los tesoros de Ibias que merece mucho la pena descubrir, aunque su gentilicio "Bardío" signifique lugar de escaso valor...

domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Dónde estoy?


Para ti que crees que lo sabes todo,
que vas por la vida, sin pena ni gloria
riéndote de la incultura de los que te rodean.


Para vosotros, resabiados, culturetas,
amantes de los libros que decís que leéis sin ser cierto.

Para los entendidos o los que presumen de serlo.
Para los que creen conocer la respuesta de todas las preguntas,
mientras se felicitan por su conocimiento.


Para el ingenioso, el perfecto, el ejemplo y la envidia de todo el que le rodea,
aunque al final ese círculo desemboque en su propio ego.

Para el que va de tonto, sin serlo,
demostrando que la humildad no está reñida con la inteligencia.


Para el que va de listo, siendo tonto,
pensando que así ganará el respeto de aquellos que nunca se lo tuvieron.

Para el mentiroso, ni la mentira realza su propia ignorancia.


Para ti, si tu, el que lee, que día a día entras en esta página
con el único objetivo de ver lo que publica este loco.

Para ti, que presumes de ser conocedor de toda la cultura ibiense
y de haberte movido por sus mil y un caminos,
haber descubierto su gastronomía
y relacionado con sus gentes.


¿No crees que es hora de demostrarlo?

Deja de fingir, quita la careta,
deja de tildarte de una cosa que no eres,
vuelve al mundo real, piensa lo que dices,
actúa con prudencia, no te dejes llevar por los primeros pensamientos y da con la respuesta:


¿En qué lugar de Ibias me encuentro?

Dime, ¿No eras tan inteligente?

domingo, 10 de noviembre de 2013

Folgoso, aldea entre praderas

Si la envidia es el sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas, esta, se ve manifestada en partes proporcionadas entre la aldea de Ferreira y su vecina Folgoso. 


Si bien la primera supera en vistas y tamaño, su vecina saca pecho en cuanto a llanura y fincas. Se extienden por la parte alta y baja de la aldea unas magnificas praderías, fácilmente mecanizables e idóneas para el pasto de ganado, envidia de un concejo extenso en tierra pero de difícil trabajo. 


Con sus 380 metros de altitud y sus menos de 2 kilómetros de distancia a San Antolín de Ibias (capital del concejo), es Folgoso una dulce uva dentro del racimo que compone el concejo. Una aldea sencilla, simple y sin grandes vistosidades lo que no quiere decir que no merezca la pena hacerle una visita. 

Está compuesta por unas 9 casas en pié, distribuidas a lo largo de la pista que comunica estos dos pueblos con la capital del concejo. Unos 15 habitantes le dan vida durante todo el año y en ella llaman la atención caserones como este del Roxo. Sí, yo pensé que los dominios del Roxo se asentaban en la aldea de Villaoril, pero he visto que ya tienen alguna delegación por otros terruños...


Merece la pena posar la vista y por consiguiente el objetivo de la cámara fotográfica en las paneras de Folgoso. Un trió de centenarios supervivientes de guerra crujen sus tablas y reclaman protagonismo dentro de la aldea. Quieren y no pueden hablar aunque son más valiosos por lo que callan sabiendo


Si su perfil tiene belleza para nada desluce su trasera. Tres encarnados pegollos de losa ponen la pincelada de color a una bonita balconada. Una verdadera joyita  digna de ver y de enseñar... 


Tiene la aldea una pequeña ermita dedicada a su patrón, San Antonio Abad. Data nada menos que del siglo XVII y guarda la estética de las muchas que hay repartidas a lo largo del concejo de Ibias. Fijaros bien si pisáis Folgoso, yo que estuve, no la encontré, será porque mis ojos estaban puestos en otro sitio. 


Nada más que por hoy ya tuvisteis bastante. A todos los que seáis de Ibias, dejar la pereza de lado y salir a caminar y conocer los pueblos que es muy bueno para el colesterol. A los indecisos que dudan de venir a Ibias, decirles que este concejo es lejano y apartado, pero jamás defrauda al que lo pisa... 

domingo, 27 de octubre de 2013

Yo @ Buso, desde lougo

Hay sendas que bien cogidas siempre van a parar al camino del éxito. Estas son las que parecen haber tomado los chavales de la comisión de fiestas de Buso, cuando de la nada afloraron una fiesta sin recursos económicos, ni apoyos institucionales y que con el paso de los años, se ha convertido por derecho propio en referente del concejo de Ibias.


Atrás quedan carpas improvisadas que sirvieron para arrancar con escepticismo. El duro trabajo unido al amor a la tierra, han servido para colocar las fiestas de Buso en el lugar que merecen. La continua inquietud por mejorar ha hecho que pasaran por una aldea pequeña, pero llena de vida, grupos asturianos tan importantes como La Cirugüeña, ayudado a estrechar lazos entre vecinos, levantado capillas de la nada, restaurado santos e incluso rendido a los encantos de programas de máxima audiencia como De Folixa en Folixa. 


Lo que hace grande a una pequeña fiesta no es una gran orquesta ni un gran sitio, sino la suma desinteresada de aquellos que creen en ello. Sin lugar a dudas, las fiestas de Buso han sabido ser grandes partiendo de algo tan pequeño como la imaginación de un par de locos que creyeron en ella, han enganchado a la gente con simplicidades que las hacen sentir a gusto y animan a volver a repetir año a año. 


Bien sea un duelo de tortillas, una partida de tute en compañía de un buen amigo o una golosa magdalena bien presentada, son motivo de congregación, escusa quizás para juntarse y pasar un buen rato en una fiesta rural, que tiene duende, que tiene algo que te hace estar muy cómodo. 


Una pequeña exposición sobre nuestra cultura nos hace sacar pecho, mientras que a la vez contemplamos cestos bien entecidos, pulseras con olor marroquí, vistosos muñecos difíciles de elaborar, bisutería con mucho trabajo manual y "fogazas" de pan que huelen a vida y valen más por su sabor que por su valor económico. 


No ha de faltar una buena procesión que saque a pasear a San Roque, el culpable de todo este tinglao, ni por supuesto un buen vermut a su salud mientras que se escucha bien tocada, una de sobra conocida muñeira de Tormaleo, de la mano de los gaiteiros de Cerredo


Y como somos de buen buche nada mejor para tomar la mosca, que una generosa ración de paella acompañada con buen vino de la tierra. Debía de estar buena a juzgar por las más de 150 personas que se sentaron a comerla...


No sabían estos comensales que de segundo plato tenían una tarde de gaita y tonada irrepetible. El aderezo lo puso el famoso Praviano con sus enrevesados sones, el gusto Charo de Laciana con su potente torrente de voz, el humor corrió a cargo del Maestro y sus picantes monólogos y el aplauso lo arrancó Diego, un chavalín que no se dejó eclipsar por los profesionales que lo rodeaban.


Mientras que a unos se les atragantaba el "Vamos de Folixa en Folixa" otros no parábamos de poner sidras y cervezas dentro de la barra.


No os podéis imaginar la expectación que causó este equipo de televisión dentro de una fiesta por la que nadie daba un duro. Daremos las gracias a su presentador Alberto y a todo su séquito, por saber engrandecer y captar el sentido de esta fiesta de prao.  No puso oposición a nada e incluso fue víctima de las garras de un Folecón algo revoltoso que repartía cinsa a todo aquel que se le cruzaba por delante...


Si algo tiene de bueno esta fiesta es que de alguna manera te ves atrapado en ella, la sientes como propia y te enorgulleces del resultado cuando acaba.  Es tremendo el vínculo de unión que crea entre los propios vecinos, reconociéndoles con un premio, la particularidad que los califica y sobre la gente de fuera, que viene, se siente como en casa y quiere repetir


El culpable no es otro que Menel con su imaginación y dotes para llevarte a su terreno. Ha conseguido que muchos creamos y le ayudemos en su proyecto, que ya se ha convertido más bien en el de todos. Sin duda alguna, ha sabido arriesgar para colocar a Buso en el mapa y convertirlo en la capital de la polavila. Digno reconocimiento el que le hicieron sus propios vecinos al entregarle esta placa. 


Poco más que decir, grande el aforo, grandes las orquestas que lo hicieron posible, grande el trabajo de todos los que colaboramos y por supuesto grande el DJ incansable que año a año nos pincha los mejores temas, en las mejores horas de borrachera y en  la mejor fiesta.


Yo tuve en Buso 2013 y no me perderé el próximo 2014 en la capital de la polavila.


Y tú, ¿vendrás a Buso?, desde lougo que sí... 



domingo, 13 de octubre de 2013

Un traje nuevo para Santa María

Lloraría si pudiera la Santa María de Luiña, al verse enclaustrada entre barrotes sin escuchar los rezos y plegarias de sus fieles. La decisión de la iglesia ha cerrado las puertas a esta centenaria capilla ubicada a la orilla del rio que la lleva por nombre y en la que en tiempos de bonanza demográfica y escasez de pesetas, casaba parejas, bautizaba niños, acogía comuniones y ofrecía la oración una vez por semana.   


Emblema del pueblo de Luiña, su gran capilla y santa son el orgullo de todos ellos. Destaca su centenario presbiterio de gran tamaño y su espadaña, que pese a no ser estéticamente agraciada, cuelga de ella una de las campanas originales de la capilla


Su interior perfectamente encalado, tiene una estructura simple, sin grandes retablos que engrandezcan la estancia ni comodidades. La capilla de Luiña se ha estancado en el tiempo para seguir ofreciendo prácticamente la imagen que tenía cuando se levantó. 


Porta en su interior dos imágenes centenarias. Santa María, patrona del lugar cuya festividad se celebraba por todo lo alto el 3 de septiembre y San Pedro que aguanta el pobre como puede el quite de los años y las polillas. 


Sin embargo, la verdadera joya de la capilla está escondida dentro de un sagrario. Se trata de un cáliz de plata donado en 1719 por el señor Don Francisco de Ron Ybias, señor de las Casas, Mayorazgos, Cotos y Jurisdicción de ambos apellidos. 


Pese a estar cerrada en la actualidad, la capilla de Luiña sigue siendo lugar de peregrinación y culto dentro de la parroquia de Tormaleo. No importa que el recinto cuente tan solo con la luz natural que le proporciona un pequeño ventanuco abierto en su parte alta, pues como siempre os digo, la magia de las cosas está en los pequeños detalles. 


Y entre esos pequeños detalles está la limpieza del recinto. Sin nadie que lo haga, son las propias vecinas quien trapo en mano y mucho mimo, barren el suelo empedrado, quitan el polvo de los bancos, repasan las telas de araña y se encargan de poner guapa a la Santa Maria. 


No importa si hay que retocar unos desgastados ojos, pintar labios, mejorar el color de la patrona de Luiña o hacerle un traje nuevo. ¿Quién para la fe de estas luchadoras mujeres? 


Debería quedar más gente que sintiera la tierra como propia y luchara para mantener, cuidar y valorar todos estos monumentos que con su esfuerzo, nos regalaron nuestros antepasados y que muchos de nosotros no sabemos valorar. Un pueblo que solo mira por el interés propio, deja de ser pueblo. Fomentemos la unión entre gentes para recuperar con pequeñas acciones lo que un buen día legaremos a nuestro futuro...