domingo, 27 de octubre de 2013

Yo @ Buso, desde lougo

Hay sendas que bien cogidas siempre van a parar al camino del éxito. Estas son las que parecen haber tomado los chavales de la comisión de fiestas de Buso, cuando de la nada afloraron una fiesta sin recursos económicos, ni apoyos institucionales y que con el paso de los años, se ha convertido por derecho propio en referente del concejo de Ibias.


Atrás quedan carpas improvisadas que sirvieron para arrancar con escepticismo. El duro trabajo unido al amor a la tierra, han servido para colocar las fiestas de Buso en el lugar que merecen. La continua inquietud por mejorar ha hecho que pasaran por una aldea pequeña, pero llena de vida, grupos asturianos tan importantes como La Cirugüeña, ayudado a estrechar lazos entre vecinos, levantado capillas de la nada, restaurado santos e incluso rendido a los encantos de programas de máxima audiencia como De Folixa en Folixa. 


Lo que hace grande a una pequeña fiesta no es una gran orquesta ni un gran sitio, sino la suma desinteresada de aquellos que creen en ello. Sin lugar a dudas, las fiestas de Buso han sabido ser grandes partiendo de algo tan pequeño como la imaginación de un par de locos que creyeron en ella, han enganchado a la gente con simplicidades que las hacen sentir a gusto y animan a volver a repetir año a año. 


Bien sea un duelo de tortillas, una partida de tute en compañía de un buen amigo o una golosa magdalena bien presentada, son motivo de congregación, escusa quizás para juntarse y pasar un buen rato en una fiesta rural, que tiene duende, que tiene algo que te hace estar muy cómodo. 


Una pequeña exposición sobre nuestra cultura nos hace sacar pecho, mientras que a la vez contemplamos cestos bien entecidos, pulseras con olor marroquí, vistosos muñecos difíciles de elaborar, bisutería con mucho trabajo manual y "fogazas" de pan que huelen a vida y valen más por su sabor que por su valor económico. 


No ha de faltar una buena procesión que saque a pasear a San Roque, el culpable de todo este tinglao, ni por supuesto un buen vermut a su salud mientras que se escucha bien tocada, una de sobra conocida muñeira de Tormaleo, de la mano de los gaiteiros de Cerredo


Y como somos de buen buche nada mejor para tomar la mosca, que una generosa ración de paella acompañada con buen vino de la tierra. Debía de estar buena a juzgar por las más de 150 personas que se sentaron a comerla...


No sabían estos comensales que de segundo plato tenían una tarde de gaita y tonada irrepetible. El aderezo lo puso el famoso Praviano con sus enrevesados sones, el gusto Charo de Laciana con su potente torrente de voz, el humor corrió a cargo del Maestro y sus picantes monólogos y el aplauso lo arrancó Diego, un chavalín que no se dejó eclipsar por los profesionales que lo rodeaban.


Mientras que a unos se les atragantaba el "Vamos de Folixa en Folixa" otros no parábamos de poner sidras y cervezas dentro de la barra.


No os podéis imaginar la expectación que causó este equipo de televisión dentro de una fiesta por la que nadie daba un duro. Daremos las gracias a su presentador Alberto y a todo su séquito, por saber engrandecer y captar el sentido de esta fiesta de prao.  No puso oposición a nada e incluso fue víctima de las garras de un Folecón algo revoltoso que repartía cinsa a todo aquel que se le cruzaba por delante...


Si algo tiene de bueno esta fiesta es que de alguna manera te ves atrapado en ella, la sientes como propia y te enorgulleces del resultado cuando acaba.  Es tremendo el vínculo de unión que crea entre los propios vecinos, reconociéndoles con un premio, la particularidad que los califica y sobre la gente de fuera, que viene, se siente como en casa y quiere repetir


El culpable no es otro que Menel con su imaginación y dotes para llevarte a su terreno. Ha conseguido que muchos creamos y le ayudemos en su proyecto, que ya se ha convertido más bien en el de todos. Sin duda alguna, ha sabido arriesgar para colocar a Buso en el mapa y convertirlo en la capital de la polavila. Digno reconocimiento el que le hicieron sus propios vecinos al entregarle esta placa. 


Poco más que decir, grande el aforo, grandes las orquestas que lo hicieron posible, grande el trabajo de todos los que colaboramos y por supuesto grande el DJ incansable que año a año nos pincha los mejores temas, en las mejores horas de borrachera y en  la mejor fiesta.


Yo tuve en Buso 2013 y no me perderé el próximo 2014 en la capital de la polavila.


Y tú, ¿vendrás a Buso?, desde lougo que sí... 



domingo, 13 de octubre de 2013

Un traje nuevo para Santa María

Lloraría si pudiera la Santa María de Luiña, al verse enclaustrada entre barrotes sin escuchar los rezos y plegarias de sus fieles. La decisión de la iglesia ha cerrado las puertas a esta centenaria capilla ubicada a la orilla del rio que la lleva por nombre y en la que en tiempos de bonanza demográfica y escasez de pesetas, casaba parejas, bautizaba niños, acogía comuniones y ofrecía la oración una vez por semana.   


Emblema del pueblo de Luiña, su gran capilla y santa son el orgullo de todos ellos. Destaca su centenario presbiterio de gran tamaño y su espadaña, que pese a no ser estéticamente agraciada, cuelga de ella una de las campanas originales de la capilla


Su interior perfectamente encalado, tiene una estructura simple, sin grandes retablos que engrandezcan la estancia ni comodidades. La capilla de Luiña se ha estancado en el tiempo para seguir ofreciendo prácticamente la imagen que tenía cuando se levantó. 


Porta en su interior dos imágenes centenarias. Santa María, patrona del lugar cuya festividad se celebraba por todo lo alto el 3 de septiembre y San Pedro que aguanta el pobre como puede el quite de los años y las polillas. 


Sin embargo, la verdadera joya de la capilla está escondida dentro de un sagrario. Se trata de un cáliz de plata donado en 1719 por el señor Don Francisco de Ron Ybias, señor de las Casas, Mayorazgos, Cotos y Jurisdicción de ambos apellidos. 


Pese a estar cerrada en la actualidad, la capilla de Luiña sigue siendo lugar de peregrinación y culto dentro de la parroquia de Tormaleo. No importa que el recinto cuente tan solo con la luz natural que le proporciona un pequeño ventanuco abierto en su parte alta, pues como siempre os digo, la magia de las cosas está en los pequeños detalles. 


Y entre esos pequeños detalles está la limpieza del recinto. Sin nadie que lo haga, son las propias vecinas quien trapo en mano y mucho mimo, barren el suelo empedrado, quitan el polvo de los bancos, repasan las telas de araña y se encargan de poner guapa a la Santa Maria. 


No importa si hay que retocar unos desgastados ojos, pintar labios, mejorar el color de la patrona de Luiña o hacerle un traje nuevo. ¿Quién para la fe de estas luchadoras mujeres? 


Debería quedar más gente que sintiera la tierra como propia y luchara para mantener, cuidar y valorar todos estos monumentos que con su esfuerzo, nos regalaron nuestros antepasados y que muchos de nosotros no sabemos valorar. Un pueblo que solo mira por el interés propio, deja de ser pueblo. Fomentemos la unión entre gentes para recuperar con pequeñas acciones lo que un buen día legaremos a nuestro futuro...