martes, 30 de octubre de 2012

Nel peñon de Pelliceira


Si uno quiere tocar el cielo desde la tierra no ha de irse demasiado lejos para hacerlo, no al menos en el concejo de Ibias, bastará con acercarse a la aldea de Pelliceira que con sus 1120 metros de altitud, ostenta el récord de ser la aldea de mayor altura del concejo de Ibias.


En el año 1936 un terrible incendio destruyo por completo el conjunto de pallozas que formaban esta aldea y que asemejaba a lo que fue en su día la más que cercana población de Balouta. Los teitos de paja fueron sustituidos por cubiertas de losa y los muros fueron paredados de nuevo para hacer resurgir de sus cenizas el pueblo de Pelliceira.


Pero no todo acaba ahí, la geografía es caprichosa y más en estos pueblos fronterizos, así que tendremos que decir los lugareños del pueblo viven a caballo entre Asturias y Galicia, pues la parte derecha del mismo pertenece al concejo de Ibias y la izquierda lo es de la geografía gallega.


Tres caminos le dan cobertura y acceso aunque el más seguro es la pista asfaltada que baja hasta unir en el pueblo de Folgueiras de Boiro con la AS-212. Los otros dos, desde Villares de Arriba y desde la localidad gallega de Rao, son pistas de tierra y su buen paso, dependerá en gran medida de la estación del año en la que nos encontremos y del tipo de coche del que dispongamos. 


La estrecha entrada al mismo entre dos casonas de perfecta piedra trabajada, da acceso a la moderna iglesia destruida por completo en aquél incendio y vuelta a poner en píe por los vecinos en el año 1964. Está dedicada a San Bernardino y su aspecto, muy distinto al de sus homónimas del concejo, choca por aquello de la modernidad que le han querido dar frente a la sobriedad antigua y perfectamente empedrada que sigue el pueblo de Pelliceira


Sus caminos desordenados, proliferan por el corazón de este pueblo que cuenta con un puñado bastante amplio de casas pero que tristemente también sufre el despoblamiento con no más de 4 vecinos asentados de continuo. Las duras haladas, nevadas, vientos y todo ello unido a la lejanía de la capital del concejo de Ibias es el revulsivo perfecto para abandonarlo. 


Pese a esta escasez de vecinos es uno de los mejores pueblos del concejo de Ibias si para hacer tal  afirmación, utilizamos el grado de conservación de sus casas. Lucen en Pelliceira verdaderas obras de arte en piedra, sin duda alguna elaboradas por la buena mano del antiguo canteiro. Da gusto ver la simetría de sus piedras y losas y como el paso de los años sigue corroborando ese trabajo bien hecho.


No más de siete hórreos distribuidos de forma irregular a lo largo del pueblo dan la nota de distinción. Sorprende cuanto menos el pequeño tamaño de los mismos si los comparamos con sus abundantes y llanas tierras


Da gusto pasear por los caminos encenmentados de Pelliceira y descubrir lo desconocido. A menudo estamos acostumbrados a transitar por los mismos caminos y conocer las mimas casas, pero es emocionante lanzarse a descubrir la geografía y perderse por ella para dedicar una tarde a este pueblo, y más si como en mi caso, se topa con un paisano de la parroquia de Tormaleo que por amor la dejó y sin mediar palabra te dice: "yo sé quién eres, hace 36 años trabajé con tu padre en la mina"


Que gente más campechana tenemos en Ibias que te agradece esos 10 minutos de conversación que tienes con ellos y en los que descubres que para ellos eres uno más, sin distancias ni desconfianzas y que como un libro abierto, van contándote con orgullo las cosas de sus pueblos. 


Sepa el forastero que decida conocer Pelliceira que no debe dejarse embelesar por el sol de Ibias, pues aunque en verano suba la temperatura, a estas alturas nunca vendrá más una chaquetita y si es un poco gorda, mejor que mejor. Puesto que detrás de ellos tienen el gran peñón de Pilliceira invitaría a todos a abrir los ojos y mirar al frente y contemplar la impresionante belleza del valle del Ibias.


Uno que es del lugar saca pecho ante semejante postal e invita a revolucionar los sentidos en esta tierra galaico-asturiana. Dichosos sean todos aquellos que pese a saberlo, deciden hacer caso omiso a Pelliceira y tacharla del planing, pues no saben lo que se pierden...

domingo, 21 de octubre de 2012

El retorno hacia el pasado de los Ron

El apellido Ron, es uno de los que más importancia y poder tubo en el concejo de Ibias en los siglos pasados. Tiene sus raíces en el pueblo de Alguerdo nada menos que en el siglo XVII. Así lo determina uno de sus descendientes más actuales Ricardo Valencia Rodríguez, que aunque no tenga como principal este apellido, su padre lo portaba como segundo.


1610 es el año que el señor Valencia acota como el inicio del apellido Ron y lo hace basándose en las partidas de nacimiento que existen en los registros del ayuntamiento de Ibias. No fue tarea fácil, pues tardó más de 7 años en recopilar toda la información y hacer por tanto el árbol genealógico del apellido Ron.


A partir de este momento, fue llamando uno por uno a todos los descendientes para poner en conocimiento estas raíces y de paso hacer un encuentro para conocer esa larga lista de familiares con apellido común. La primera juntanza aconteció en la ciudad asturiana de Gijón en el año 2011 y acudieron a esta cita personas de toda la geografía española atraídos por  saber de dónde descendían.


La segunda convivencia tuvo lugar hace algunos días, como no podía ser de otra manera, en el concejo en el que nació este apellido, el concejo de Ibias y como anfitrión a un miembro de su sangre que por casualidades de la vida, ahora es el alcalde de Ibias. 


Fue este quien retó en la primera quedada a volver a los Ron a su lugar de origen y la verdad es que un año después lo consiguió. Pusieron pie en ibias un auténtico escuadrón de Rones, unos 120 para ser más concretos. A pesar de la lejanía  el mal tiempo, las incomunicaciones, el desconocimiento y en definitiva la "fama" que tenemos para el resto de Asturias, decidieron acudir a la cita y dar un salto de siglos, para volver a andar por los caminos que pisaban sus antepasados. 


La primera cita es emblema y orgullo para ellos, como no podía ser de otra manera, no podían pasar por alto una de las joyas patrimoniales del concejo de Ibias: El palacio de Ron. Muchos lo conocían por primera vez, pero no les defraudó. En la actualidad la propiedad no recae en ningún miembro que lleve el apellido Ron, no obstante su gran escudo, sus dimensiones e importancia dentro del concejo, dan fe del poder que algún día tuvieron.


Dicen, que el que olvida u oculta sus raíces pierde su identidad, por eso nada mejor que volver al lugar en el que nació todo, volver a tu casa aunque esta ya no sea tuya. El pueblo de Alguerdo gozó del honor de volver a llenarse de gente, de paisanos, dispuestos a ver y fotografiar, dispuestos a andar, conocer y preguntar por el pasado de esta aldea. 



Privilegiados son los Ron, el tiempo ha sido generoso con ellos y les ha permitido conocer la casa que vio nacer su apellido. Ramón Ron fue uno de los moradores de esta casa y como tantos otros tuvo que abandonarla para buscarse la vida en el concejo de Valdés. Este fin de semana, su nieta pudo ponerle al fin escenario a las historias del abuelo. 


La comida se celebró en el C.E.B Aurelio Menéndez dónde también se aprovecho para presentar a cada una de las familias que se congregaron para este acto. Se entregaron placas conmemorativas a los más mayores de la sangre Ron, se sortearon una serie de productos típicos de la zona y de postre, un bailecito que a todo el mundo gusta...


Los otros días estuvieron marcados, por la convivencia y la hermandad de gentes venidas desde lugares alejados como la capital de España, para averiguar, sentir y poder recordar con orgullo, los inicios de su familia. 

El sábado pusieron pie en tierra cunqueira, para conocer y poder andar por Sisterna, otra de las reliquias que con recelo guarda este, nuestro bello concejo. Ya por la tarde, en San Antolin de Ibias conocieron el Aula de la Naturaleza.


Uno no se puede ir de Ibias sin dejar de pasar por el Connio y ver las impresionantes panorámicas que desde él, se nos ofrecen de La reserva de la Biosfera de Muniellos. Pocos lugares en el principado de Asturias pueden presumir de ser una zona virgen y de especial importancia a nivel mundial. Los Ron pudieron contemplarlo en todo su esplendor en la mañana del domingo.  


Y como hay mucho que ver en el concejo de Ibias, nada mejor que rozar con tierras gallegas y poner pie en el pueblo de Sena para verlo y como no, para comerlo y saborearlo en la ya de sobra conocida y afamada cantina de Sena.


El día acabó y con él la estancia de esta saga en nuestro municipio, pero quien sabe, quizás para el año que viene quieran repetir destino, pues si algo tiene Ibias es que quien llega para conocerlo, se engancha y repite. Esperemos que así sea...

domingo, 14 de octubre de 2012

Pasando la tarde por Cadagayoso

Uno cuando se va a vivir a las ciudades pierde la paz que supone el caminar por una pequeña aldea en la que apenas hay ruido y dónde el tiempo es más largo y aprovechable. Hay tanto que ver en tan poco, que la mente se colapsa y no es capaz de digerir la explosión de sentidos


Yo que soy de un pueblín pequeño de la parroquia de Tormaleo y sufro a diario la velocidad de los días inmerso en el ritmo frenético de una ciudad que me quita años de vida, sé muy bien de lo que hablo. En el pueblo, todo huele mejor y se ve más bonito, todo tiene más color y más vida, es el volver a casa y sentirse como en ella. Vosotros que también lo sois compartiréis mi sentir y mi "adicción" a la palabra Ibias, con todo lo que ello conlleva. 


Este verano, como en otras ocasiones volví a coger el petate y desenfundar la cámara de fotos para visitar mis pueblos y para mostrarlos con orgullo a todo aquel que los quiera ver. Mi primera parada fue Cadagayoso y he de reconocer que me dejé caer  por él más por su chocante nombre que por sus referencias. Fue fácil, tan solo tuve que coger mi coche y estrenar el firme y la anchura de la A-212, andar por ella unos rápidos 20 kilómetros hasta llegar a un desvío que marcaba el lugar que quería conocer.


700 metros cerrados al sol por una frondosa hilera de pinos y una aceptable pista me pusieron de pleno en la Cadagayoso. Dirigí mi coche al medio del pueblo y en una especie de división de caminos que hace la vez de plaza le di vuelta y aparqué. Un puñado de casas, no más de siete, me dieron la bienvenida mientras que los vecinos, algo escasos, desconfiaban de la novedad


Anduve unos metros hasta darme de bruces con el primer elemento único por aquello de la singularidad. Ocho pegollos alineados sostenían un alero holgado en belleza y escondían tras él una preciosa panera. La casa de espaciosas dimensiones que guarda este tesorín singular en Ibias es la de Ancares, que pese a estar destinada a segunda vivienda, a mi parecer, está perfectamente cuidada. 


Iba yo disfrutando visualmente por la aldea y parece que las joyas se iban terciando para que les pasara revista. No me costó mucho tiempo ni sudor llegar al siguiente objetivo de mi cámara: La panera de casa del Blanco, que no se por qué, pero me recordó a la de mi amigo Rigueras de Taladrid. Ocho pegollos, aguantan el peso de una estructura robusta y atípica para este tipo de paneras. Luce y mucho, pidiendo protagonismo dentro del pueblo de Cadagalloso


Esta aldea de no más de siete casas y ocho vecinos censados, tiene un saldo de tres paneras y una casa, la de Rafael, esta que veis en la fotografía, que a mí me impresionó por sus enormes dimensiones. Perteneció a cuatro hermanos que se molestaron por cuidarla hasta el último momento. Uno de ellos, Avelino llevó por bandera el título de inventor, pues su soñadora imaginación dio a luz una máquina para deshacer los erizos de las castañas. 


Fernando, argentino de nacimiento pero ibiense de corazón es uno de los descendientes de esta saga. Desde  tierras lejanas pone su mejor empeño para devolver el aspecto que algún día debió de tener esta maravillosa casona.  Ha empezado por rehabilitar una pequeña cabaña justo encima de Cecos pero su ferviente sentimiento le hace no querer ver en el suelo esta maravilla, a ver si algún día consigue darle otra vez el color que siempre debió tener...


Situado en la base de una montaña a unos 340 metros de altitud, ya pensaba yo que iba a ser uno de los pocos que no iba a tener vistas dentro del concejo de Ibias, pero está claro que dejé de pensarlo en cuanto vi a sus pies otro de los grandes pedestales patrimoniales de Ibias: El palacio de Ron. Ingenuo de mí, creía que no tenían vistas y resulta que tenían vigilao bien de cerca a uno de los señores de la tierra de Ibias...


Marché con buen sabor de boca y tachando de mi lista de pueblos sin conocer otro de los que forman el conjunto de los de Ibias. Despediré el reportaje con una frase que me dijo una paisana de San Roman cuando fui a verles el pueblo y me despedí  pa marchar: "Corre nenin corre que pa saber hay que leer ya andar"

miércoles, 3 de octubre de 2012

En algún pueblo de Ibias...

Solución:

ARANDOXO

Reto:
Hay pueblos con encanto y otros encantados,  
Los hay muy cercanos y algo más alejados,
Algunos con renombre y otros apenas recordados.

Pueblos chiquititos, otros bastante grandes,
Los hay con grandes hórreos y paneras,
y otros sin rio ni regato ni escuela.


Pueblos de una casa y otros de unas cuantas, 
Los hay con grandes puentes,
los hay que no tienen nada....

Algunos con gaiteiro,
en muchos solo latas,
Algunos con buenas mozas,
y en otros que ni se baila. 


Pocos con buenas fincas, 
muchos "escornacabras".
Algunos muy solanos,
en otros con el frío no paras. 

Corre el vino  por sus caminos, 
la paja anida en sus tejados,
y el verdor de sus montes,
los tiene ensalzados.

El carbón fluye por sus venas,
Los palacios caen olvidados,
Las maquilas ya no muelen,
el trigo de nuestros antepasados.


Los hay con abagados,
y donde aboga el rezagado.
Los hay con buenas gentes,
y el que nunca más hay que pisarlo...

De cuencos presumen algunos,
de Pallozas solo privilegiados.
Los blasones abundan por ellos,
aunque no sean recordados.

Los hay que forman parte de reservas,
los hay con nombres muy sonados.
En algunos habita el olvido,
y otros tristemente, ya están olvidados..


Esta es nuestra Ibias de contrastes,
nuestra tierra muy querida,
aquella que nos vio nacer,
y tuvo que soportar nuestra partida. 

Si ahondas en el recuerdo, 
sabrás contestarme al reto.
Solo quiero saber
en qué pueblo se encuentra esto...

¿Serás capaz? 

Ya lo veremos...