Las escuelas del olvido

Bueno amigos, lejos de conjuros endemoniados, supersticiones y calderos llenos de brebajes imposibles volvemos a la realidad más inmediata de nuestro concejo, volvemos a poner de manifiesto una vez más el abandono al que ya por desgracia nos estamos acostumbrando, volvemos a hablar de nuestro pasado que de no ponérsele remedio quedará en tan solo en eso, en PASADO.

Hoy hablamos de unas escuelas muy importantes en la Parroquia, escuelas que nacieron para combatir el grado de analfabetismo que corría en la España de antaño, escuelas que por decadencia, dejadez, olvido y unos treinta adjetivos más están a punto de caer.

Escuela de Fondosdevilla

Con que ilusión iban nuestros padres a estas escuelas a aprender, a jugar, a dejar de lado por unas horas la faena casera, esa ilusión se desvanece con estas imágenes. Una escuela tocada por los años, apuntaladas sus entrañas y hasta tapiada en un intento desesperado por borrar lo que fue y lo que significa para muchos de nosotros.
Y es que sí amigos, esto es lo que pasa en nuestro municipio, cuando hay que rehabilitar un edificio parece que miramos para otro lado y lo dejamos caer en el más profundo de los olvidos matando con su caída un capítulo de la historia de nuestro territorio.

No creáis que soy pesimista, me hacen serlo, hace ya mucho tiempo escuché una noticia que sin duda me alegró, no me lo podía creer, había un proyecto para rehabilitar otra escuela protagonista en el reportaje de hoy, la de Buso. Ese proyecto yo que sé en que cajón del Ayuntamiento de Ibias debe estar porque a día de hoy este es el deplorable aspecto que presenta dicha escuela:

Escuela de Buso

Cristales rotos, pintadas en su interior, escombros por todos lados, dejadez y hasta no hace mucho casa de algún que otro busca mundos.
Esta es la realidad de nuestras escuelas antiguas, no creáis que esto es sólo en Tormaleo, en la capital del concejo también pasa lo mismo y lejos de rehabilitar una de estas escuelas para albergar el museo de la escuela rural, el consistorio Ibiense gira su mirada a las vistas que ofrece el bosque de Muniellos e instala el museo en el Aurelio Menéndez.

Quiero mostraros la realidad pero a la vez quiero contaros y que me contéis historias ocurridas en estas escuelas.

La maestra de la escuela de Fondosdevilla, se llamaba Julia, era muy mala, jeje, a mis hermanos les dió clase y no reparaba en sacar la regla a paseo cuando se portaban mal o simplemente no traían la lección aprendida. Doña Julia, que así era como le gustaba que la llamaran por aquello del respeto, era natural de Zamora y casualidades de la vida, al trasladarse a nuestro pueblo para ejercer como docente se topó en Cangas con mi padre, quien tuvo que guiarla hasta nuestro municipio.
Las crudas nevadas ibienses, hacían que muchos de los escolares no pudieran acudir al colegio puesto que no podían pasar con la nieve, a Doña Julia, no le gustaba entrar por las mañanas y encontrarse el aula vacía y obligaba a los padres a llegar a los niños a clase, pues bien, imaginaros a mis padres abriendo zanjas entre la nieve para poder llegar a Fondosdevilla con dos niños de 4 y 6 años, toda una odisea, pero esto no es lo mejor, al llegar a los pies del pueblo había que cruzar el río ( en el que María I. perdió la madreña). Si a los animales les da miedo cruzar imaginaros a esas dos criaturas, pues nada mi madre se puso a cruzar y a la pobre se le resbaló el niño de las manos, en un intento por cogerlo antes de que este tocara el agua lo agarro del brazo pero mi pobre hermano ya había metido sus pies en el agua, el resultado una buena bronquitis.

y tú, ¿no tienes una historia que contar?