Después de recorrer varios kilómetros de carretera perturbando el silencio de la naturaleza, que en este rincón asturiano permanece inmóvil entre sus montañas, cuyas cumbres se tornan vigilantes al que llega, nos encontramos ante el pueblín más emblemático y pintoresco del territorio ibiense: CECOS.
Camuflado entre la vegetación del río y en la confluencia de las carreteras de Cangas del Narcea y Degaña, este conjunto encantador obliga a realizar una parada en el viaje para descansar del ajetreo de los frecuentes y violentos zigzags que diseña el camino entre la espesa vegetación.
Espectaculares panorámicas de sus bosques autóctonos se quedan en la retina y evidencian porque forma parte de la mancha verde más grande de Europa.
El verdor intenso de los prados inmensamente llanos que lo rodenan y que se dejan acariciar por esas aguas cristalinas, invitan a tumbarse bajo los alisos majestuosos los días transparentes y soleadas de verano y también proyectar sobre ellos un refugio que nos aparte de la estresada civilización. Era frecuente ver en la época estival como las más jóvenes se divertían bañándose en el río y aún hoy sigue siendo un placer sentir el contacto de la piel con las frías aguas, que al estrellarse contra las rocas formaron una playa natural antes de llegar a ponte.
Sus edificios, que resisten con resignación estoica el paso del tiempo, se miran en sus aguas y lloran en la soledad el frío invierno hasta la llegada del verano que, nuevamente, son ocupadas por sus propietarios. En su conjunto conviven algunas de típica arquitectura rural y las más modernas no desentonan el paisaje, por haberse utilizado materiales autóctonos en su construcción. Ocupan ambas orillas del río y en el margen derecho rodean a la iglesia que junto con el puente constituyen dos joyas del arte románico. El templo conserva intacto el exterior, incluso un reloj de sol cerca del campanario, sin embargo su interior fue reformado y despojado de altares menores y diferentes obras de arte que poseía.
A ponte que une ambas orillas es testigo mudo de las crecidas del rio que más de una vez puso en alerta a sus habitantes. El también sufrió la reforma de su tabla, en aras de un mejor servicio de acceso, no obstante sigue conservando su arco.
Anterior a estos monumentos históricos son los restos de un castro, probablemente celta, situado a pocos metros del pueblo en un promontorio de propiedad particular. Al estar rodeado de espesa vegetación dificulta su acceso y observación. Yacimiento arqueológico, sin estudiar ni catalogar, denominando desde tiempo inmemorial "Regueira de Castelo".
Fue asentamiento romano por la riqueza del subsuelo y de la extracción de sus minerales dejaron buena prueba de ello en las laderas de sus montañas, en donde se ven con mucha dificultad. Las bocaminas abiertas se encuentran hundidas a pocos metros de la entrada, por desprendimientos del terreno.
Tiene una situación privilegiada en su asentamiento, y tanto es así que fue aprovechada por la nobleza de siglos pasados y en el construyeron sus palacios: el de Recadeixo, destruido por un incendio y el de Ron, cuyos propietarios actuales lo conservan en muy buen estado. Este último tiene fachada almenada y su escudo dinástico aun se puede ver en lo alto del portón principal. Sus antiguos propietarios yacen en la frialdad de la iglesia en sepulturas al lado del altar mayor. Aún podemos leer su identidad y rango.
Cecos nunca volvió a ser lo que representaba en aquellos tiempos, aunque en su reciente historia tuvo un periodo corto de recuperación cuando se instaló en él el ayuntamiento y pasó a ser centro administrativo y comercial. Antes, como los trayectos se hacían a pié o a caballo, había que invertir mucho tiempo en ellos y obligaba a permanecer gran parte de la jornada en el lugar, realizando las compras necesarias para aprovechar el viaje. Muchos de sus vecinos aprovechando este empuje instalaron su negocio, llegando a ser nueve establecimientos que competían entre sí.
La vida era muy difícil para todos y el autoabastecimiento de los productos de la tierra que cultivaban y del ganado que criaban, no eran suficientes. La precaria economía la sufrían estos negocios que vendían sus mercancías sin cobrar, hasta que el producto de alguna venta fuera bastante para pagar la deuda. En alguno de estos viejos negocios aún se conservan los libros en donde se anotaba los artículos y el importe, que quedaban a deber.
Algunos de sus habitantes, verdaderos artífices de su historia, han dejado profunda huella en el pueblo por su sentido del humor y agudo ingenio. De citar alguno, tenemos que hacer memoria y acordarnos de los hermanos Marcelo y Segundo, quienes eran muy queridos por la juventud de entonces. Marcelo por su simpatía, que hacía olvidar las carencias más elementales, y Segundo por ser un personaje que se las ingeniaba para ir subsistiendo, era entendido de todos los oficios.
Cada año todos esperaban el Corpus Chisti para la celebración festiva de la comunidad y lucir ese día sus mejores galas. Cada pueblo se encargaba, por orden riguroso, de preparar el acontecimiento, cuya tradición fue perdiéndose por quedar los pueblos deshabitados. Esto y probablemente la carretera de Cangas motivaron el cierre de la mayoría de estos negocios.
Aún sigue enfrentándose a la amenaza de abandono de sus vecinos, a pesar de haber mejorado sus comunicaciones con el exterior y las inversiones importantes llevadas a cabo para su embellecimiento.
Como otros pueblos de nuestra geografía, debe ser protegido por las administraciones públicas y aprovechar, con su apoyo y una buena planificación medioambiental, para recuperar este asentamiento que ofrece un hermoso territorio para senderismo y con gran riqueza de fauna y flora. Extraordinario lugar para disfrutarlo por sus valores históricos y ecológicos.
Juan Carlos González López
Fotos: Elena M. Gayo y Adrian G. Bermúdez
Fotos: Elena M. Gayo y Adrian G. Bermúdez
5 comentarios:
COMO ME ACUERDO DE CECOS EL PRIMER PUEBLO GRANDE QUE CONOCI DE PEQUEÑO ALLA POR 1950 CUANDO TENIA 6 AÑOS FESTEJABAN CORPUS QUE BONITAS FIESTAS AQUELLAS VENIA UNA ORQUESTA QUE TOCABA EN LA PLAZA FRENTE A LA IGLESIA IVA GENTE DE TODOS LOS PUEBLOS LASTIMA QUE AVECES VENIA LA GUARDIA CIVIL Y A LAS 12 DE LA NOCHE SE ACABABA LA FIESTA EN AQUELLOS AÑOS ERAN LOS QUE MANDABAN. MUY BUEN COMENTARIO Y LAS FOTOS MUY BONITAS,GRACIAS JUAN CARLOS Y ANGEL POR PODER VER YO ESTO Y HACERME RECODAR TIEMPOS PASADOS.AUNQUE ERAMOS HUMILDES PASE UNA INFANCIA FELIZ
Preciosas palabras qeu tendrian que lelgar a las administracioens publicas para que ayudasen a qeu todo esto no desaparezca, añadir simplemente que la primera vez que yo fui a Cecos me quede impresionada de la historisa y la belleza que siempre recomiendo su obligada visita,la iglesia me dejo sin palabras porque mi imaginacion se desbordaba recodando un libro en el que dice que antes de ser iglesia era una antigua leproseria del camino de Santiago, cayendo y construyendo posteriormente la iglesia actual.
Cuanta historia que se desvanece en el olvido.
Gracias por hacernos recordar
Muy bonito el reportaje, las fotos han salido preciosas. Para mí, Cecos es unos de los pueblos más bonitos de Ibias, tiene un encanto especial. Es una pena no haberlo conocido en su máximo esplendor cuando había en cada bajo un bar y estaba lleno de gente.
Habeis olvidado a Pena del Corvo merece una mención especial me atreveria a decir un repotaje, con el molino, la capilla las bodegas, y el nucleo que forma junto a los viñedos, donde se alcanzaban vinos de 15 grados.
esta amiga asturiana admiradora te da infinitas gracias por regalarnos tan magna belleza, muchos besinos y feliz domingo con cariño
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