jueves, 29 de octubre de 2009

Carta a Mourentan

Morentán o Mourentan, una aldea para mí entrañable por ser la que me vio nacer y dónde viví mis primeros años de los que conservo unos recuerdos maravillosos. Unos tiempos tan diferentes a los actuales, que me atrevería a decir que estaban más próximos a los quinientos años anteriores que a los cuarenta posteriores, tiempos en los que el progreso era mínimo o inexistente, lo único que existía en la aldea era la máquina con el tosco motor diesel para hacer la malléga y el arado de hierro o vertedera como únicos elementos de progreso y modernidad.
Recuerdo a la gente de aquellos años, todavía numerosa (mucha de ella ya no está entre nosotros) aunque ya había tres casas deshabitadas, gente extraordinaria, esto en Ibias es natural pero la de Morentan me parece excepcional y desde estas líneas quiero aprovechar para agradecer su amabilidad y la hospitalidad que me han mostrado invitándome a tomar o a comer algo en sus casas, alguna que otra vez que he vuelto de visita.

Aquellos años eran duros y difíciles por las condiciones de vida, pero creo que éramos más felices, nos alegrábamos con acontecimientos y cosas que hoy por hoy pasan más desapercibidas como la fiesta de la aldea (San Lorenzo) o cuando los chavales íbamos a correr el antróiro la noche de carnaval, los días de matanza para comer los turrullos, etc.
Morentán es la aldea más al norte de Ibias, limita con el concejo de Negueira de Muñiz (Lugo) y con el concejo de Allande, pertenece a la parroquia de Seroiro y está situado a unos 750 metros de altitud en un amplio valle atravesado por el rio Forna, ofreciendo unas amplias y bonitas vistas. Su situación apartada al no estar al pié de ninguna carretera o ruta, hace que sea bastante desconocido, esto y que no tiene nada destacable como el dolmen de Prádias o Seroiro o algún castro o restos de romanos como algunas aldeas de la parroquia. Si es destacable la variedad de construcciones típicas de la zona tales como Talameiros (torres de piedra anteriores a los cortínes donde se colocaban los trovos) cortines, corrípas, molinos, paneras, hornos y lagares así como todo tipo de útiles de labor, aunque todo está casi en total desuso por el avance de la tecnología y el progreso. Para quien quiera contemplar el emplazamiento de esta aldea, lo puede hacer muy bien por la carretera que va de San Antolín a Cangas del Narcea (AS-29) desde el chao del carballo (Folgueiras) hasta la vuelta de la Campa.

Esta aldea que en tiempos llegó a tener una docena de casas habitadas: la del coxo, la del Ferreiro, la de Manolán y la del Rico que forman la Vila riba, la del Rey, la de Castaosa, la de Colas, la de Manula, la de Sidro, la de Santos, la de Anxelín y la de Benitón que forman la vila baxo. Hoy sólo cuenta con cuatro casas habitadas permanentemente y con una población que no estoy seguro de si llega a la docena de personas, a las cuales aprovecho estas líneas para mandarles un cordial y afectuoso saludo.
Viendo esto y teniendo en cuenta que la última boda celebrada en la aldea debe andar por los cuarenta años y los últimos que hemos nacido allí, unos estamos próximos a los cincuenta y los que menos creo que a los treinta, el futuro de Morentan como el de muchas aldeas de Ibias es incierto, pero queda la nostalgia de mirar atrás, cuando tenía gran actividad y la vida cotidiana nos dejaba muchos y grandes recuerdos de aquellas cosas que el progreso a dejado en el olvido como ir al molino, la mallega o simplemente ir a buscar agua a la fuente de arriba, agua que en tiempos también movía el molino y atravesaba el pueblo hasta perderse otra vez, o ir al pinguelo, que con su fino chorro amontonaba los calderos.

Cuenta también la aldea a las afueras con una pequeña capilla, que contiene en su interior dos tallas de madera dedicadas a San Antonio Abad y a San Lorenzo, patrón de la aldea que tiene su festividad el 10 de Agosto a pesar que en los últimos años no ha tenido mucha celebración. Esta capilla ha albergado pocos acontecimientos en los últimos treinta o cuarenta años, al igual que la pequeña escuela que sólo se utilizó durante un año, antes de que nos enviaran a la escuela hogar de Navelgas allá por los años setenta.
Espero que estas líneas sean del agrado de todo aquel que se pare a leerlas y que pueda contribuir con ellas a mantener los recuerdos de los años allí vividos, las costumbres y el orgullo de haber nacido en este lugar.

UNO DE MORENTAN

8 comentarios:

Ángel Fernández dijo...

Aprovecho para agradecer enormemente a Enrique el esfuerzo, la dedicación y sobre todo la belleza de esta carta. La nostalgia es el mejor recuerdo y mientras que mantengamos nuestros pueblos en el recuerdo estos no morirán.
Agradezco otra vez esta maravilla de carta, espero que os guste tanto como a mí.

Saludos!

Gordonés dijo...

Muy bonito post y muy bonito pueblo... Me recuerda cantidad a una pequeña aldea de la provincia de Orense en la cual pasé la mayor parte de las vacaciones de mi infancia... y que bien nos lo pasábamos yendo al rio, al monte (de ahí nació mi afición) y disfrutando de la naturaleza. Gracias por devolverme estos recuerdos.

Un saludo...

conchitinarp dijo...

Que bonito pueblo y relato de recuerdos.
Un saludo a todos

Rubén dijo...

Qué bellas palabras, cuánto me recuerdan a mis experiencias en el pueblo, a todas aquellas cosas que viví sin darme cuenta que estaban a punto de desaparecer con las personas que guardaban antiguas tradiciones que hoy son tan sólo ecos del viento.

mari dijo...

Tengo que reconocer que me da verguenza no conocer un pueblo tan bonito.Para la proxima vez que vaya a Ibias lo ire a ver.

Un saludo

Pepe dijo...

Un pueblo precioso, yo estuve un par de veces por allí y la verdad es que me encantó. Ningún pueblo de Ibias tiene desperdicio pero este tiene algo especial. Gracias por hacerme volver a recordar.
Un saludo

Anónimo dijo...

Precioso pueblo, preciosas visatas y precioso relato...

joselin dijo...

Comparto contigo ese mismo sentimiento, es algo que sólo podemos sentir los que hemos nacido en él. Yo voy muy a menudo al igual que mis hermanos y creo que todos sentimos que allí perduran nuestras raíces y recuerdos de la infancia y juventud. Un abrazo y a ver cuando nos vemos por allí para convidarte a un vaso de buen vino.
Joselín de Xelin