Ayer se hicieron palpables en cinco folios todos los temores de una comarca. Desde Villablino a Tormaleo , pasando por Cerredo, el cartero repartió 169 cartas de despido dirigidas a otros tantos mineros, trabajadores de CMC, Coto Minero Cantábrico, propiedad de Victorino Alonso.
Fue el desencadenante de una huelga indefinida en las explotaciones mineras de Alonso, que ya había comenzado 72 horas antes con el corte de suministros de gasoil y la salida de carbón en la Campa de Tormaleo.
Una de las cartas de despido de uno de estos trabajadores, a la que tuvo acceso ALANTICA XXII, muestra en un caso sangrante hasta que punto hace daño el ERE extintivo emitido contra sus trabajadores por el Grupo Alonso. Este trabajador, con veinte años en la empresa, es despedido sin indemnización y hoy por hoy, sin un Plan de Minería aprobado, no puede acogerse a una prejubilación. Varios los trabajadores de esta empresa están en una situación similar.
En la carta, que anuncia la extinción del contrato para el día 8 de marzo se dice que Coto Minero Cantábrico no hará frente a los más 40.000 euros de indemnización a los que el trabajador tiene derecho según la última regulación de empleo del PP, como “consecuencia de la situación económica de la empresa”. A este minero, aplicando el coeficiente reductor de su sector, apenas le quedan unos días para cumplir los treinta años cotizados y por tanto acogerse a una jubilación anticipada. Pero el Plan de Minería aún no ha sido aprobada ni tampoco fijadas las prejubilaciones a cargo del Estado, con lo que su futuro está en el aire. De no resolverse la situación quedará al paro, sin indemnización y obligado a trabajar otros 15 años para recuperar sus derechos laborales.
En la extensa carta el administrador de Coto Minero esgrime los problemas derivados de la reducción de ayudas al sector planteada por el Gobierno del PP, un Plan de minería que aún no se ha firmado, para realizar una drástica reducción de plantilla. Alonso tiene retenidas las ayudas estatales porque Hunosa ha denunciado a sus empresas por la desaparición de 500.000 toneladas de los almacenes estratégicos, algo a lo que también se hace alusión en la carta de despido. Aunque se habla de merma en los beneficios, la carta no incluye ningún balance de gastos e ingresos que explique cual es la verdadera situación financiera de la empresa, una empresa podría arrojar beneficios.
Victorino Alonso parece dispuesto una vez más a utilizar el sufrimiento de sus trabajadores para ganar su pulso al Gobierno, un gobierno acosado por los casos de corrupción que tal vez no pueda permitirse otra revuelta minera. Hoy, con su protesta, los mineros de Alonso tienen prácticamente paralizada la producción de la empresa en el norte de España y podrían poner en un serio aprieto al polémico empresario leonés ya que parte de la solución a sus problemas con el Estado pasa por devolver el medio millón de toneladas de carbón extraviado.
En los piquetes hoy los ánimos están bajos, las cartas de despido son un mazazo. Se exige a la administración y a los sindicatos centrales que actúen para regularizar el sector de una vez por todas, y no continuar con tanta indecisión y agonía como viene generando. Desde la barricada un minero suspira, “ a nosotros nos harían un favor si interviniesen las empresas de Alonso”.
Fuente: Atlantica XXII
Jaime Santos