Poco sirve luchar por tu dignidad y el trabajo en los tiempos que corren, dónde el trabajador ya no importa dentro de una empresa y como tal, tiene la suerte de ser explotado y utilizado según venga en gana por un buitre con traje, al que solo le importa la cuenta de resultados de su empresa.
Ya no hay constitución, ni justicia, ni política, ni sindicatos. Hemos pasado a vivir y trabajar en un país que presume de ser potencia mundial pero que acepta el desahucio y el hambre entre sus gentes. Estamos inmersos en la sociedad del sinvergüenza, aquella que permite aumentar sus ingresos al que más tiene o roba a costa de la miseria del desfavorecido.
No todo es malo, en medio de este caos generalizado al que muchos llaman crisis, ha nacido un sentimiento de solidaridad entre iguales. La gente comparte lo que tiene y se pone en el lugar del de al lado para hacerle más llevadero, esta negra sombra que la vida le ha puesto en el camino.
Al escribir este relato no puedo dejar de pensar en nuestros mineros, un grupo de personas que están sufriendo las dificultades económicas que corren por este país de corruptelas y fajos de dinero bajo cuerda. Más de un año hace ya que caminan por la carretera de la lucha por el futuro de un sector que parece tener los días contados.
Es duro levantarse un día y pensar que has hipotecado tu existencia y la de tu familia en un agujero en el que te juegas la vida, en el que sabes cuando entras pero no como saldrás. Un buen día escuchas por ahí que quieren quitar las subvenciones a la minería, no le das mucha importancia, piensas que serán habladurías de la gente y sigues trabajando como si el problema no fuera contigo. Llegan las primeras movilizaciones y con ellas los primeros encierros de compañeros y entonces empiezas a darte cuenta que hay un problema. Vas a las manifestaciones, haces ruido para hacerte oír y vuelves al trabajo.
Pasan los días y ves que no se arregla y no hay ni siquiera una negociación, la primera reacción es defender tu futuro por encima de todo, vas entonces a la lucha, cortas carreteras y te enfrentas con lo que tienes a la policía. Tu familia, tus amigos y conocidos que te quieren y se preocupan por ti, comienzan a unirse para hacer marchas mineras y a estas se le alían otras personas que ven injusta la situación.
La desesperación te lleva a coger un petate y un cayao y marchar caminando hacia Madrid. Ya no estás defendiendo tu dignidad ni tu trabajo, ya solo piensas en luchar por el bienestar de tus hijos. El cansancio va apoderándose de ti, las piernas te flojean y los pies sangran, pero te da igual, morirás en el intento antes que darte por vencido.
20 días después llegas a Madrid dispuesto a demostrar tu rabia y protagonizas una histórica marcha nocturna por el centro de la capital, apoyada por cientos y cientos de individuos que nada tienen que ver contigo. Al día siguiente, miles de personas fletadas en autobús desde toda España llegan para marchar hacia el Ministerio de Industria, pero al llegar allí, ni siquiera te escuchan, se limitan a mandarte a unos antidisturbios dispuestos a calentarte la oreja y con ella gacha, te montas en el autobús y regresas a tu casa.
20 días después llegas a Madrid dispuesto a demostrar tu rabia y protagonizas una histórica marcha nocturna por el centro de la capital, apoyada por cientos y cientos de individuos que nada tienen que ver contigo. Al día siguiente, miles de personas fletadas en autobús desde toda España llegan para marchar hacia el Ministerio de Industria, pero al llegar allí, ni siquiera te escuchan, se limitan a mandarte a unos antidisturbios dispuestos a calentarte la oreja y con ella gacha, te montas en el autobús y regresas a tu casa.
A partir de ese momento esperas como un títere a que otros decidan jugar con el futuro de tu vida. No puedes escapar, llevas 20 años trabajando en la mina y no puedes dejarlo todo para ir a una ciudad dónde también escasea el trabajo y tu curriculum, se limita a la experiencia que tienes como minero.
Cuando estás en el momento más débil, aparece el empresario y con él la preservación de sus intereses. Deja de pagarte unos cuantos meses, te comunica que te recortará un 38% el salario, te suprimirá las ayudas al transporte además de las consecuentes modificaciones del horario y las condiciones de trabajo. Para rematar, el señor Alonso, presentará un ERE que te dejará en el paro durante 6 meses.
No puedo olvidarme de los mineros y sus familias en estos tiempos que corren, si ya decimos de ante mano que todo lo que soy y lo que tengo se lo debo a la mina, pese a no haber trabajado en ella. Valgan estas letras como reconocimiento a la lucha que mantienen y aliento a la tremenda injusticia que sufren estos mineros de casta, arriesgando su vida para enriquecer al que les ha dado la espalda.
Victorino Alonso, ese gran hombre de buena praxis que todos conocemos, ha presentado a los sindicatos un Expediente de Regulación de Empleo para 169 de los 261 trabajadores de la explotación de interior de Cerredo y que tiene como objetivo reducir la plantilla para adaptarla a la cuota de carbón nacional que se quema.
Pese a que este ERE está siendo negociado por los sindicatos, pinta negro el futuro de estos mineros, el de sus familias y el de sus comarcas, que como Ibias, perderían una importante población con el exilio hacia otras zonas de estos luchadores.
Vaya desde aquí mi total y absoluto apoyo a esta gente entre la que he crecido y a la que todos conocemos. Corren tiempos duros, quieren extinguiros a base de despidos. Cabeza alta compañeros y orgullo minero, pues podrá apagarse la luz de vuestros cascos dentro del pozo, pero nadie podrá cuestionar el ejemplo y la lucha que habéis mantenido por conservar el sudor negro de vuestro trabajo.
Pasaréis a la historia como nuestros mineros, al igual que nuestros padres y abuelos. Somos tierra de minas, concejo minero y estamos con todos vosotros en esta silicosis que os han hecho pasar. Desde aquí, animo a todo el mundo a firmar este artículo para mostrarles el cariño que se merecen en estos duros momentos.
Pese a que este ERE está siendo negociado por los sindicatos, pinta negro el futuro de estos mineros, el de sus familias y el de sus comarcas, que como Ibias, perderían una importante población con el exilio hacia otras zonas de estos luchadores.
Vaya desde aquí mi total y absoluto apoyo a esta gente entre la que he crecido y a la que todos conocemos. Corren tiempos duros, quieren extinguiros a base de despidos. Cabeza alta compañeros y orgullo minero, pues podrá apagarse la luz de vuestros cascos dentro del pozo, pero nadie podrá cuestionar el ejemplo y la lucha que habéis mantenido por conservar el sudor negro de vuestro trabajo.
Pasaréis a la historia como nuestros mineros, al igual que nuestros padres y abuelos. Somos tierra de minas, concejo minero y estamos con todos vosotros en esta silicosis que os han hecho pasar. Desde aquí, animo a todo el mundo a firmar este artículo para mostrarles el cariño que se merecen en estos duros momentos.
7 comentarios:
Emotiva entrada Ángel.
Mi máximo apoyo a todos aquellos que luchan día a día por su empleo y más en tiempos difíciles en los que los despidos y las exigencias in extremis están más al corriente que nunca.
Como habitante de zona minera y con raices mineras, mi especial apoyo a todos los mineros y trabajadores del carbón, que a día de hoy son uno de los pocos colectivos que en sus manifestaciones (casi siempre acertadas), consiguen representar a la fuerza del pueblo trabajador. Es un colectivo que da mucho ejemplo a todo un colectivo obrero muy a menudo débil y totalmente pasivo ante los hechos que nos rodean.
Es difícil de asumir regulaciones de empleo tan bestiales, tanto para los propios afectados -que muy a menudo se les trata como números- como para las comarcas. Gente que no entiende la minería y un gobierno de la Nación que hace política sin entender las peculiaridades de la geografía española.
La disculpa para no apoyar a un sector e intentar realizar bien hecha una reconversión serán las mismas de siempre.
Tiempos oscuros para el sector del que poco se quiere saber en este país. Del grupo político decisivo poco que esperar, si los yates funcionasen con carbón igual haría algo o si la moraleja estuviese en Cerredo también. O simplemente si la minería fuese de diamantes igual se interesaba más por las comarcas.
Saludos
sin palabras. me has hecho llorar. Quiero, aprecio y admiro al minero, a la gente que vive por y para ella. Sólo mandar mi cariño a mis vecinos de Cerredo donde se está viviendo un drama en cada una de las familias que allí viven, y sobre todo a los mineros que alli trabajan que están con la desazón de ver cada dia mas negro su futuro.
Uf!!! todo esto lo vivimos a tiempo real y va pasando, pero leerlo aquí te hace sentir una impotencia y una pena indescriptible,estamos viendo como x culpa de un empresario aprovechao y un gobierno impresentable,nuestros amigos,familiares y compañeros se están, es quedando si su medio de subsistencia, es dramático lo que esta pasando.Yo desde aquí quiero dar ánimos a todos los mineros,y desear que se solucione la situación, aunque me temo que tiene mal arreglo.Animo!!!!
Simplemente dar todo el meu apoyo a os mineros !!!
No se ni que decir,desde el día que leí la noticia en el periódico me quede sin palabras,solo me acuerdo de una cosa,que sera de todas estas familias.La rabia y sobre todo la impotencia que sientes no se puede describir,se que no se pueden poner tacos pero por una vez me vas a permitir Llamar a este empresario y al señor ministro de industria y resto del gobierno por su nombre, cabro...hijos de ...Solo les voy a decir lo que dijo un compañero en cierta ocasión,que Dios les de buena salud y a mi un buen sarnazo, y que Dios nos lo quite pronto A LOS DOS.
Me uno a tu grito de dolor, hasta que nos quedemos sin voz.
Mucho ánimo.
Saludos
Piedra
¡¡Fuerza y mucho ánimo a todos!! Me uno a esa frase de "todo lo que soy se lo debo a la mina pese a nunca haber trabajado en ella".
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