Como nos gusta la fiesta en Ibias. Un prao medianamente llano, una orquesta un poco aceptable, una buena barra para arrimar el codo a la que no le falte la bebida y ya está, ni macro discotecas con música house, ni afterhours para seguir la fiesta, ni gogo´s, ni espuma, ni focos deslumbrando la cara.
A los de Buso este año les dio por montar la fiesta y vaya si lo hicieron ¿Quien dice que haga falta una macro organización y un presupuesto desorbitado?. Olvidaros de todo esto, para montar una fiesta como dios manda, tan solo hace falta tener santo.
Los de Buso no lo tenían, al menos de cuerpo presente, pero este año para la sorpresa y asombro de todos nosotros apareció en el desván de casa Maruja, San Roque, o lo que queda de él, pues el paso de los años es malo para todos y en especial para los santos.
San Roque alias el natas tayolo, era muy goloso o al menos eso cuentan de él, pues dicen las malas lenguas del lugar que fue castigado a subir al desván por tiempo indefinido cuando le encontraron dentro de un pote lamiendo nata. La historia nos dice que era una especie de peregrino contagiado por lepra que consiguió curarla gracias a su perro.
Una vez salvado este importante punto, el próximo es el de decidir la ubicación de la fiesta. Creerme no es un paso fácil en Buso, pues la tierra llana escasea así que nada mejor para hacerla que en la huerta del Zuqueiro. Si este levantara la cabeza y viera tal jolgorio montado allí, te digo yo que alguno salía corriendo delante de él.
Desbrozadora en mano, chapo, fouzo y podón hay que ir dándole un lavado de cara para acondicionar el sitio y una vez que ya le has dado una vuelta, toca empezar a construir los cimientos. Nada de columnas de cemento ni armaduras de hierro, unas buenas vigas de madera atadas con cuerda y trasportadas en el Pascualin dan mucho más glamur y te hacen sentir como en casa, cómodo. No tan cómodos estarán los riñones de los vecinos de Buso pues se yo que a más de uno todavía le duelen después de ponerlas.
Y así, tu pon este palo que yo te sujeto, no mejor súbete tú al tractor que yo toy viejo, fueron dándole forma a Sambodromo de Buso. El toque final se lo dio la impresionante lona que tapaba esa especie de garaje que tenía nuestro amigo el Zuqueiro.
¿Lo demás ya os lo imagináis verdad? Unos a beber, los otros a bailar, unos a trabajar en la barra y los otros a cantar en la orquesta, unos a hacer el pasacalles por los pueblos mientras que los otros disfrutaban del sabroso cordero a la estaca. Yo la verdad es que no puede disfrutar de ella, pues un primo mío tubo la genial idea de casarse ese mismo día, pero por lo que me contaron la fiesta fue de bandera, hasta con café mañanero, sopas de ajo para bajar la melopea, rosquillas para mojar con buen vino y.... ¿barra libre?, si, si, no les faltó detalle a estos de Buso tirando la casa por la ventana y poniendo las botellas encima de la barra para que la gente se sirviera a su gusto.


Poco más queda ya que decir, dar las gracias a una organización de lujo que supo sacar de la nada una gran fiesta demostrando que a veces no hacen falta escenarios vistosos ni músicos de primera talla para conseguir que una fiesta sea multitudinaria. La receta es bien sencilla, ilusión, ganas, unión y el resultado ya lo veis, un guateque sencillo pero que hizo las delicias de todos.
Vamos a dedicar el reportaje a uno de los principales organizadores, Menel, que se yo de buena tinta, vamos de la suya, que no le fue nada fácil montarla. Ya no puedes decir que no se habla de Buso y tu Busodromo.
¿Será este el momento de dar el paso y empezar a recuperar las fiestas de todos los pueblos?
Sólo el tiempo lo dirá....