La villa ibiense se rebela contra su historia de orfandad y aislamiento, lamenta la falta de un «proyecto global» en los planes de desarrollo y busca el rumbo y la confianza en la certeza de que tiene muchos recursos sin explotar.
Colgada en el escaparate, entre varias vajillas, un robot de cocina, botellas de licores artesanos, una regadera y pallozas y brujas para llevar de recuerdo, se vende una camiseta roja con una leyenda desafiante. «Piérdete». La sugerencia, serigrafiada encima del topónimo de San Antolín de Ibias, suena a provocación cuando se formula desde la avenida Aurelio Menéndez, el centro de esta villa que se duele precisamente de haber estado mucho tiempo perdida. Perdida es un concepto mental además de geográfico en este lugar parapetado entre montañas, históricamente difícil de encontrar en su esquina inferior izquierda del mapa de Asturias, pero oculto también, o sobre todo, por ignorado y abandonado a su suerte. El aislamiento ya no es lo que era en esta capital que se ha acercado a menos de dos horas del corazón del Principado, pero en San Antolín e Ibias es peor el peaje de la lejanía psicológica, el olvido eterno de las periferias arrinconadas, con recursos reales, pero «invisibles».
El vecino que siente que «no saben dónde estamos» recela de los que no son capaces de ubicar esto desde fuera, pero también de los que no valoran desde dentro las posibilidades de esta villa viva y tenaz a la que la geografía y la historia han acostumbrado al esfuerzo, a la resistencia y a saber que aunque llueva en el resto de Asturias en esta zona del Suroccidente siempre acaba por salir el sol. La capital ibiense se ve perdida por falta de ayuda para encontrar el rumbo, camuflada bajo el desinterés y la falta de atención de las administraciones, pero impregnada a la vez del espíritu de rebelión solitaria contra el destino que le reconoce una placa plantada en la plaza del Ayuntamiento.
La inscripción, blanco sobre negro, bien visible entre el edificio consistorial y la iglesia, recuerda que Ibias mereció el premio «Príncipe de Asturias» al Pueblo Ejemplar en octubre de 1999 por haber tenido ya entonces «la sensibilidad y el acierto de vencer una inercia de aislamiento geográfico y social y de crear una dinámica de comunicación y apertura al progreso sin perder por ello sus tradiciones y formas de vida y convivencia».Físicamente escondida entre montañas, la capital ibiense se revuelve replegada hacia una loma para coger perspectiva, mirando a prudente distancia el soto del río cristalino que lleva el nombre de su concejo y, al otear, echando de menos un rumbo fijo, un objetivo, «un proyecto global», «un plan integral de desarrollo rural» que reinvierta el sentido de este territorio «abandonado en los últimos treinta años».
Visitación Blanco, ibiense de ida y vuelta, maestra orgullosa de haber criado a sus tres hijas en este entorno rural distinto donde «el pueblo educa» y los niños salen de casa sin las llaves, dirige el centro educativo Aurelio Menéndez, cuarenta trabajadores, 28 profesores y 71 alumnos para ser casi la mayor empresa de la villa y en más de un sentido el corazón de su vida social y cultural. Ella encuentra varias maneras de decir lo mismo, que la historia minera dejó aquí fondos para «actuaciones parciales, puntuales, esporádicas, pero no un plan que lo configurara todo ni un objetivo único», y que por eso este lugar todavía busca su sitio y tiene mucha obra pendiente para oponerse al retroceso de la población que se propaga como el «cáncer del Suroccidente». Sebastián Marín, secretario del club de tiro El Sillón de Ibias, ha vivido antes en Illano y Pesoz, así que sabe de lo que habla. San Antolín tenía 359 habitantes en 2000 y 338 en 2010, aunque gracias al poder de atracción de sus servicios de pequeña villa semiurbana el contador del despoblamiento descuenta gente con más lentitud aquí que en el resto de su concejo. Ibias inauguró el siglo con bastantes más de 2.000 moradores y ha cerrado la primera década con alguno menos de 1.700, la cota más menguada de su historia.
El problema demográfico salta a la vista además en la «pirámide invertida» de la población envejecida, añade Blanco. El índice de envejecimiento del concejo ya duplicaba en 2007 el global de Asturias y también por eso este momento tiene pinta aquí de «etapa de incertidumbre», de encrucijada donde «intentar saber hacia dónde nos dirigimos». Renquea la economía agraria tradicional que aquí tuvo en su día la ayuda de las minas para remolcar el pasado de la villa y ahora la primera gran tarea pendiente pide buscar la fórmula para «fijar población joven que dé ambiente al municipio». La pregunta por el cómo es «la del millón».Julio de Cangas es el único de su familia que no ha nacido en Ibias y el único que pretende regresar, recorrer a contracorriente los caminos demasiado transitados del éxodo rural.
Ha vuelto desde Oviedo para abrir en Cecos, a apenas tres kilómetros de la villa capital, un hotel rural con restaurante, con un centro de interpretación de la naturaleza y las minas romanas de oro del concejo y los cinco puestos de trabajo que anuncia la oferta de empleo pegada en la cristalera del Ayuntamiento. «Los amigos me dicen que estoy loco». La frase reincide sobre el obstáculo más difícil de franquear desde siempre en San Antolín, las distintas formulaciones de esa distancia mental que ahora no casa con la física ni repara, apunta De Cangas, en que sus amigos «tardan menos de dos horas sin correr, lo mismo que pueden emplear en ir un domingo a comer a Panes o a Arenas de Cabrales, por ejemplo. O a Santander, a Ribadeo, a Taramundi, algo menos que a los Oscos...».
La apuesta por el turismo rural es su forma, una de tantas, de enseñar a saber que existe Ibias, de rebajar la barrera mental que impone el Pozo de las Mujeres Muertas y de hacer lo que pedía el eslogan en la camiseta del escaparate, invitar a perderse aquí para intentar que esta villa y su concejo encuentren el camino hacia su futuro. Julio de Cangas habla de iniciativas imitables, singulares, que «hacen que te conozcan», como los «parques de bicicletas» de Lérida, con sus «pistas marcadas por colores según su dificultad, igual que en las estaciones de esquí», o el «parque de la aventura» de Palencia, que organiza diversos recorridos en contacto íntimo con la naturaleza...En Ibias, el Aula de la Naturaleza es un edificio nuevo junto a una palloza tradicional recuperada al otro lado del río y aquí Mayi Colubi pone de su parte: delante de un gran mapa de la comarca suroccidental hace ver a las visitas de hoy, Beatriz Marijuán y Tina Barrero, asturiana y burgalesa, que Muniellos está aquí y es «el bosque más grande de Europa con poblamiento». Ahora hay esas dos visitantes, el mes de mayo se cerró con 147 y junio frisaba los doscientos antes de terminar. El turismo es una de las alternativas por explotar, una invitación a perderse para encontrarse que debería funcionar, sigue el empresario, en este trozo del territorio de la vida tranquila con muchas posibilidades precisamente por su ubicación dentro del paraíso natural más desconocido y menos explotado de Asturias.
Surge de ahí una posibilidad de hacer de la necesidad virtud, de sacarle provecho al aislamiento histórico aunque para conseguirlo se plantee el laborioso trabajo previo de hacer saber, otra vez, que esto existe y que «aquí tienes la mitad de la reserva de Muniellos, el parque natural y osos, urogallos, venados, rebecos...». Alguien se queja de que el nombre oficial del parque natural lleva Ibias en tercer lugar, detrás de «las Fuentes del Narcea y Degaña», y de que su logotipo incluso ignora esto y no dice más que «Fuentes del Narcea».Por ahí va cuesta arriba la ruta para reubicarse en el mapa turístico del Principado. Así resucita la incómoda sensación conocida de que todo es más difícil en Ibias, pero el retraso en la carrera por captar la atención del turista rural y la evidencia geográfica del aislamiento -«no estamos de paso hacia ninguna parte»-, no debe hacer perder de vista lo mucho que cabe en el escaparate. «Queremos aprovechar la caza, utilizar nuestro río muy truchero que ya no está hecho una cloaca por los vertidos de las minas, abrir una ruta del alto del Connio a Valdebueyes -uno de los dos únicos pueblos dentro de Muniellos-, otra por los vestigios de antiguas minas de oro romanas, explotar nuestra parte del embalse de Salime, el aula de la escuela rural en el colegio...».
El nuevo alcalde de Ibias, José Ron, de Foro Asturias, acaba de acomodarse en el despacho con la certeza de que «Aceralia no se va a instalar aquí, ni falta que hace, así que debemos explotar lo que tenemos, lo que nos da la naturaleza y, sobre todo, lo que no tiene el resto de Asturias: el sol». Aquí también es un valor este sol que al mediodía cae a plomo y vacía la avenida Aurelio Menéndez, la de los bares y los servicios, la que traspasa en llano la villa empinada transformando en travesía urbana la carretera AS-210 y va camino por un lado de Lugo y por el otro de León por Degaña.
Aquí el sol forma parte de la evidencia comercializable porque hoy hay nubes al otro lado del Pozo de las Mujeres Muertas y hasta quiere orbayar en Cangas del Narcea. «El Sol» se llama un barrio de San Antolín y «El sol de Asturias» es el eslogan turístico del único concejo asturiano que tiene frontera a la vez con el clima seco de Lugo y León. Carla y Jairo López asienten mientras inauguran la temporada de baños en la piscina de la capital ibiense, con un manguito en cada brazo y vigilados por su padre, José Ramón. Es su primer día en la pileta, que está junto al cauce limpio del río Ibias, integrada en el entorno con los setos que la cierran y recibiendo de lleno, en el fondo del valle que ocupa San Antolín, todos los rayos de sol del concejo que presume de ser el asturiano que acumula al año más horas de cielos despejados.
Contra la huida de brazos jóvenes y de mentes capaces que afea el futuro de su villa y su concejo, el alcalde de Ibias sabe que va a necesitar empleo y servicios. Entre otros los que puede proporcionar un proyecto de polígono industrial para que se establezcan algunas pequeñas empresas y «dejemos de depender de fuera para todo lo básico: el electricista, el fontanero?». José Ron plantea reubicar el área empresarial con respecto a los planes iniciales, que planteaban problemas de incompatibilidad arqueológica con una explotación romana, y hacerlo en el acceso de San Antolín entrando desde Cangas del Narcea.El vino bueno de Cangas se hace en parte con la uva de Ibias, apuntan aquí. Por eso aprovechar ese potencial equivale también a reorientar la formación que se imparte en San Antolín, especializándola en aquello que puede dar el entorno y haciendo caso a la petición del centro educativo, que lleva años reclamando un módulo de enotecnia.San Antolín asienta su caserío encima de lo que fue una antigua mina de oro romana y en el entorno hay muchas otras.
Ayuntamiento se ha puesto en contacto con la Universidad para tratar de valorar el tesoro y tratar de convertir en foco de rentabilidad turística «lo que nos ha dado el aislamiento», su cara agradable, «la suerte de que la civilización no haya corrido aquí tanto como en otras partes», apunta Ron. Puede que la mejora esencial de los accesos a San Antolín desde el centro de Asturias por el Pozo de las Mujeres Muertas haya llegado tarde, afirma Visitación Blanco, directora del centro educativo ibiense, pero además «todavía faltan dos enlaces básicos, hacia Los Ancares y Fonsagrada», apunta.
7 comentarios:
Ante todo he de felicitar al autor del reportaje por haber reflejado la imagen fiel de nuestro lugar.
«Queremos aprovechar la caza, utilizar nuestro río muy truchero que ya no está hecho una cloaca por los vertidos de las minas, abrir una ruta del alto del Connio a Valdebueyes -uno de los dos únicos pueblos dentro de Muniellos-, otra por los vestigios de antiguas minas de oro romanas, explotar nuestra parte del embalse de Salime, el aula de la escuela rural en el colegio...» Siento decir que hecho en falta en el reportaje la parroquia de tormaleo, sus minas y el peso que estas han tenido y seguramente tendrán en el municipio.
Se habla de rio como cloaca producido por el vertido de las minas pero a nadie le importa como esté esta parroquia, cuanto atropello se esté cometiendo en ella, parece y permitirme la expresión desde el más puro respeto que le tengo a la tierra, que habéis cogido una tijera y habéis olvidado el segundo núcleo de población de Ibias.
Muchos poligonos industriles, muchas carreteras utópicas pero alguien se ha parado a pensar como recuperar el paisaje de tormaleo, que vida darle despues del coma que le ha producido la mina.
Por qué seguimos mirando para otro lado, ¿No estamos tan unidos? ¿No hay cultura en tormaleo? ¿No ofrece posibilidades? ¿No interesa? ¿Os avergonzais de esta parte de Ibias?
Somos el sur olvidado de Ibias... Pepe Ron, a ver si tu no miras para otro lado, no caigas en el error de Zapatero, a lo mejor más tarde, ya es demasiado tarde.
La serie que publica LNE lleva por título "Viejas y nuevas polas". Por lo tanto habla de villas y no de concejos, de ahí tal vez el error en que incide el anónimo anterior al que le gustaría ver reflejado en el artículo los pros y contras que aporta/ó Tormaleo al resto de Ibias. Tal vez los interrogados, empezando por el alcalde, pudieron hacer mención a esa parte del concejo "herida" por el cielo abierto, pero en mi modesta opinión creo que ese es otro debate.
Sinceramente creo que en el conjunto de pueblos que componen la parroquia de Tormaleo tambien pueden ofrecer mucha diversidad cultural y por tanto, al igual que los de la capital del concejo, pueden convertirse en un reclamo turístico para Ibias.
Cierto es que todos los que entrevistan para estos artículos siempre son los mismos que o sienten indiferencia ante la parte sur del concejo y simplemente la desconocen, por lo que ni siquiera la nombran.
A ver si empezamos a trabajar todos juntos "para todo el concejo" y dejamos de mirarnos tanto el ombligo, que las fuentes del Narcea, Degaña e Ibias tambien están formadas por la parroquia de Tormaleo.
A ver si dejamos de tener esa imagen de escombrera y empezamos a valorar y recuperar fue, es y será el motor de la economía ibiense.
Y todo aquél que reniegue esta afirmación es porque lo desconoce o siemplemente el orgullo no le deja ver más allá.
Yo me siento Ibiense y como tal quiero y valoro por igual el territorio, el problema viene cuando cuando otras personas empiezan a dar de lado una tierra porque " ya no vende " de cara al turísmo.
!Cuanto egoísmo se recoge hoy en día!
En favor del anonimo, tengo que decir que de las escombreras tambien se puede sacar algo turistico.Cabarceno,en Cantabria,era tan escombrera ó mas que Tormaleo,y hoy dia transformado en parque zoologico es de los mas visitados de España.En Tormaleo se podia hacer algo parecido,si no con animales,para otras atraciones,al paso que se restaura.
Mayi confundes el termino parque natural con comarca turistica. Justo debajo del logotipo del Parque reza: parque natural de las fuentes del narcea, degaña e Ibias.
Otra cosa es que la comarca turistica (que no es el parque) se llame comarca de Fuentes del Narcea.
la rivalidad con Cangas del Narcea, no trae nada bueno para Ibias.
Yo sinceramente veo bastante acertado este artículo. Recordad que el análisis a modo de "puesta en escena" viene dado por un periodista por lo tanto no le pidais "peras al olmo", creo que el chico bastante ha hecho.
El reportaje, sigue con la tónica general de las de otros concejos como Cangas, allí también se habla de minería en general sin citar a ninguna en concreto o a los pueblos sobre los que se asienta. Por lo tanto, entonces, podemos hablar de datos generales aunque sí que se aprecia un cierto centralismo de capitalidad.
Me imagino, que en el próximo capítulo hecho por un geógrafo (Fermín) director del Centro de Desarrollo Territorial de Asturias aborde más a fondo el tema minero, pero creo que se hará también de una forma generalista. Eso sí, puede que os de algunas de la claves a seguir en un futuro, especialmente con el tema de la mina.
Un saludo.
Eu creo que o artículo toca bastante ben certas claves da despoboación de Ibias. Como dixo alguén noutra entrada é a visión dun periodista que posiblemente non pasou máis dun día no concejo. Está claro que Tormaleo forma parte de Ibias pero tamén Os Coutos, outra zona esquecida de Ibias. Agora penso que chega o momento de contar con todos, de olvidar rencillas. Ibias necesita un proxecto integral como ben di Visi. Como se lle permitiu á empresa das minas destrozar o medio ambiente da Montaña sen pagar nada a cambio? ë que non hai ningún responsable? Non ten nada que dicir o Principado de todo o dano infligido neste concejo? Non é Ibias parte de Asturias? Cando imos recibir todas as deudas que teñen as administraciones con este territorio deixado da man de Deus? E cando vamos despertar nós? Como é posible que despois de tantos anos sigamos tendo esta actitude sumisa ante as nulas e moitas veces inexistentes políticas autonómicas e locais?
Temos que potenciar a nosa riqueza arqueolóxica representada polos dólmenes, castros, minas de oro que están totalmente esquecidos. Recuperar a biodiversidade do noso río, coidar as rutas de sendeirismo, facer zonas de baño no río, Pero non creo que a única saída de Ibias sexa o turismo. As comunicacións melloraron moito e debe ser o ayuntamiento o que realice algún estudio económico-empresarial para ver as potencialidades deste territorio. Ganaderías; explotaciones agrícolas a gran escala; unha potenciación dos embutidos ibienses coa creación dunha marca propia, situar a Ibias dentro do sector do montañismo medio, recuperar oficios como os cunqueiros, ferreiros...Creo que di Ron no artículo que deberiamos sacarlle partido ao noso aislamiento e penso que ten razón, unha zona virgen como a nosa ten moito aínda por facer.
Pero é certo que o problema principal de Ibias son os ibienses. Aínda que eu non nacín alí síntome un máis e, como tal, responsable do problema. Non podemos seguir camiñando solos, temos que olvidar as envidias, no colexio tiñan que enseñar a querer a Ibias, é obligatorio recuperar ese sentimento orgulloso de pertenencia a Ibias, facer que a xente volva os fines de semana ao seu pueblo e participe das iniciativas que se poñan en marcha.
Porque se a propia xente desta terra non queremos ver o progreso de Ibias ninguén nos vai vir resolver os problemas.
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