La de hoy es la crónica de una muerte anunciada, la agonía por agotamiento de un sector, el de la minería, que ha vivido tiempos mejores a lo largo de su historia. Muchos son los que piensan que es injusto subvencionar con dinero público un sector arcaico, acabado y en constante declive que no consigue remontar, ni ser eficiente ni rentable. Otros que mejor sería echar el cierre, por muy doloroso que fuese, que seguir alentando con pequeños terrones de azúcar a modo de euros, una minería que tiene los días contados.
Si hablamos de carbón automáticamente pensamos en Asturias y tenemos razones para hacerlo pues durante más de dos siglos esta comunidad autónoma ha aportado entre el 50 y el 70% de la producción nacional de hulla, llegando a convertirse este mineral entre los años 1850 y 1970 en una de las fuentes de energía básicas para España.
Las cifras de la producción carbonífera son elevadas y dan una visión del tremendo peso de este sector a nivel asturiano y como no a nivel español. En 1905 se extraen 1.900.000 toneladas de carbón en tierra astur, cifra que es triplicada en 1923 con casi 5.000.000 de toneladas.
En cuanto a trabajadores, la cifra actual dista mucho de la que hubo en su día, pues en 1920 eran 34.000 trabajadores del carbón censados en las minas asturianas. Asturias tenía un peso muy grande dentro de España, tanto que en 1955 era la sexta región con mayor renta per cápita de España.
La actualidad más inmediata es un poco más dura y tiene su punto de inflexión en los años 80 con fuertes reconversiones mineras y cierres de todas aquellas minas que no eran rentables. Las prejubilaciones serán el salvoconducto para dar salida al excedente de mineros.
La minería en Ibias siempre fue y ha sido un todo en este concejo. Con su llegada llego el progreso y con él la otra manera de ganarse la vida. Todo aquel que conseguía trabajo en ella podía mantener a los suyos, por poco sueldo que ganara. En 1958 arranca en la localidad de Tormaleo, la carrera del carbón y lo hace de manos de la compañía, Minero Siderúrgica de Ponferrada, que decide instalarse allí y comenzar a extraer el mineral. Junto con ella nacen las infraestructuras y el empleo, pues por un lado había que dar salida por carretera a las toneladas de carbón producidas y por otro lado se necesitaba mano de obra para sacarlas. Nace entonces el primer vial que da acceso rodado a Tormaleo que desciende desde el puerto de cienfuegos y con él aparecen los primeros camiones en Ibias. Debido a la gran altitud de la carretera y la mala climatología que ofrecía esta zona de montaña, se lleva a cabo la construcción de un teleférico minero en el año 1959 que comenzaría a transportar el preciado mineral a Páramo de Sil en el año 1964.
La fiebre del oro negro se instala en Ibias y con ella el progreso. Nace en torno a la minería el Poblado de Villares, pueblo minero del concejo creado por la empresa carbonífera y junto con él una escuela para los hijos de mineros y un economato. Se llegaron a contabilizar tres turnos de trabajo y una plantilla de más de 254 mineros sacando carbón en Ibias. El concejo orbitaba al rededor de este sector y no era para menos, pues era su principal fuente de ingresos. Todo iba bien y esta fue la equivocación de Ibias, no crear alternativas a la minería para fijar población. A mediados de los ochenta surgió una nueva manera de sacar carbón de manos de la explotación a cielo abierto de los Villares. Ya no había que entrar a buscarlo al interior si no que de la forma más despiadada se extraía utilizando maquinaria pesada. Esta forma era mucho más ventajosa para el empresario, pues le permitía sacar un mayor tonelaje de carbón, con menor mano de obra y de forma más económica.
En 1995 Minas Tormaleo pasa a formar parte del holding empresarial de Victorino Alonso, quien mediante prejubilaciones va reduciendo la plantilla de la empresa hasta fijarla en unas 40 personas trabajando en la boca mina de Pena Furada. Su ambición no tuvo límites en esta tierra y tampoco los encontró por parte de un ayuntamiento dispuesto a ceder en todo sin condiciones. Creó entonces uno de los mayores desastres naturales del concejo, sin límites, ni trabas ni repercusión económica para la zona. El cielo abierto de Tormaleo, es hoy un inmenso cráter de insensibilidad y egoísmo del que todos hemos de responsabilizarnos y que daría como consecuencia directa el cierre de una mina con más de 80 años de historia.
En la actualidad estos mineros conservan su puesto de trabajo en el concejo vecino amenazados estos días por los recortes del actual gobierno de España. Los mineros, muchos de ellos jóvenes, se encuentran con la preocupación de saber que han hipotecado sus vidas para no recibir nada a cambio. Su futuro es negro y cuelga de un hilo, ese del que decide tirar la Unión Europea para dejar de dar las ayudas al carbón, ese al que se agarran los ministros para recortar y hacer pagar a un sector que sufre el castigo de la decadencia pero que no es el culpable, ni mucho menos de esta crisis que empezaron otros.
¿Acaso uno es culpable de trabajar dónde le dan? Son personas que han decidido ejercer una profesión difícil y dura, continuar con la herencia que siempre han vivido en casa que no es otra que la del trabajo en la mina. Son gente valiente que no ha vendido a la tierra, es más, ha escogido establecer su vida y la de los suyos en ella y con ello contribuir a que no desapareciera.
La palabra minero les hace grandes y es síntoma de miedo. Lo tienen cuando se meten al agujero y piensan en lo que dejan fuera. El minero nace, no se hace, hace falta tener mucho valor para engalanarse con una funda ennegrecida, calzarse las botas de agua y entrar en un agujero cuya única luz es una bombilla en el centro del casco.
El minero no piensa en el futuro, vive el presente y construye el futuro de sus hijos con el sudor negro de su frente. No le teme a la muerte por que convive día a día de cerca con ella. El minero es ante todo buen compañero, en la mina no hay rivales si no personas que pueden ayudarte en un momento dado.
¿Lucharíais vosotros sin cerraban vuestro trabajo? ¿Pelearíais vosotros por la seguridad de vuestro futuro? Aquí no solo se juegan los puestos de trabajo de esta gente si no que también se juega con la forma de vida de muchos concejos. Ibias es tierra minera por excelencia y así quedará reflejado por siempre en nuestra cultura. Por más que preguntemos y preguntemos siempre nos encontraremos con que algún familiar fue minero.
Yo desde este espacio alzo la voz para ayudar al minero, no podría ser de otra forma, no conozco otra vida dentro de Ibias que no fuera la mina. No defiendo al empresario, ni a sus más que cuestionables métodos de extracción, pero si al trabajador que honradamente se gana la vida con el sudor de su frente. Por esto y porque provengo de una familia de mineros y porque pienso que un cierre ahora mismo sería fatal para una Ibias tocada poblacionalmente. Si cierran la mina los mineros se marcharán a buscarse la vida a otros lugares y con ellos sus familias, por lo que Ibias se vería mucho más mermada y al borde de la extinción.
Esta web se posiciona a favor del minero y se solidariza con todos ellos en la batalla por la reconquista del sector y por la lucha del puesto de trabajo. Sé que muchos pensáis como yo y como lo que quiero es apoyar al minero agradecería que todo aquel que quiera firme este artículo para que todos ellos vean que no están solos en el camino, qué su lucha es nuestro orgullo...
Se lo debemos a nuestros abuelos, padres y hermanos y a nuestra conciencia, somos tierra de minas, concejo minero y no queremos colgar las botas, luchemos por ellos y apoyemos a los mineros. Ibias se mueve: "Agarraivos".
En 1995 Minas Tormaleo pasa a formar parte del holding empresarial de Victorino Alonso, quien mediante prejubilaciones va reduciendo la plantilla de la empresa hasta fijarla en unas 40 personas trabajando en la boca mina de Pena Furada. Su ambición no tuvo límites en esta tierra y tampoco los encontró por parte de un ayuntamiento dispuesto a ceder en todo sin condiciones. Creó entonces uno de los mayores desastres naturales del concejo, sin límites, ni trabas ni repercusión económica para la zona. El cielo abierto de Tormaleo, es hoy un inmenso cráter de insensibilidad y egoísmo del que todos hemos de responsabilizarnos y que daría como consecuencia directa el cierre de una mina con más de 80 años de historia.
En la actualidad estos mineros conservan su puesto de trabajo en el concejo vecino amenazados estos días por los recortes del actual gobierno de España. Los mineros, muchos de ellos jóvenes, se encuentran con la preocupación de saber que han hipotecado sus vidas para no recibir nada a cambio. Su futuro es negro y cuelga de un hilo, ese del que decide tirar la Unión Europea para dejar de dar las ayudas al carbón, ese al que se agarran los ministros para recortar y hacer pagar a un sector que sufre el castigo de la decadencia pero que no es el culpable, ni mucho menos de esta crisis que empezaron otros.
¿Acaso uno es culpable de trabajar dónde le dan? Son personas que han decidido ejercer una profesión difícil y dura, continuar con la herencia que siempre han vivido en casa que no es otra que la del trabajo en la mina. Son gente valiente que no ha vendido a la tierra, es más, ha escogido establecer su vida y la de los suyos en ella y con ello contribuir a que no desapareciera.
La palabra minero les hace grandes y es síntoma de miedo. Lo tienen cuando se meten al agujero y piensan en lo que dejan fuera. El minero nace, no se hace, hace falta tener mucho valor para engalanarse con una funda ennegrecida, calzarse las botas de agua y entrar en un agujero cuya única luz es una bombilla en el centro del casco.
El minero no piensa en el futuro, vive el presente y construye el futuro de sus hijos con el sudor negro de su frente. No le teme a la muerte por que convive día a día de cerca con ella. El minero es ante todo buen compañero, en la mina no hay rivales si no personas que pueden ayudarte en un momento dado.
¿Lucharíais vosotros sin cerraban vuestro trabajo? ¿Pelearíais vosotros por la seguridad de vuestro futuro? Aquí no solo se juegan los puestos de trabajo de esta gente si no que también se juega con la forma de vida de muchos concejos. Ibias es tierra minera por excelencia y así quedará reflejado por siempre en nuestra cultura. Por más que preguntemos y preguntemos siempre nos encontraremos con que algún familiar fue minero.
Yo desde este espacio alzo la voz para ayudar al minero, no podría ser de otra forma, no conozco otra vida dentro de Ibias que no fuera la mina. No defiendo al empresario, ni a sus más que cuestionables métodos de extracción, pero si al trabajador que honradamente se gana la vida con el sudor de su frente. Por esto y porque provengo de una familia de mineros y porque pienso que un cierre ahora mismo sería fatal para una Ibias tocada poblacionalmente. Si cierran la mina los mineros se marcharán a buscarse la vida a otros lugares y con ellos sus familias, por lo que Ibias se vería mucho más mermada y al borde de la extinción.
Se lo debemos a nuestros abuelos, padres y hermanos y a nuestra conciencia, somos tierra de minas, concejo minero y no queremos colgar las botas, luchemos por ellos y apoyemos a los mineros. Ibias se mueve: "Agarraivos".